México atraviesa uno de sus momentos más oscuros por la descomposición que permea en el gobierno y se extiende a la sociedad. La polarización social, atizada todas las mañanas desde Palacio Nacional y por usuarios de redes sociales, así como la enorme injerencia del crimen organizado en la política han encendido las alertas en los equipos de campaña de las candidatas y el candidato presidencial.
Del lado de Morena se tiene claro que será un proceso electoral complicado por la influencia del narcotráfico en las campañas políticas. El equipo de Claudia Sheinbaum reconoce que será difícil gobernar un país con tal nivel de control del crimen organizado. Y además de reforzar la seguridad de las candidatas y candidatos, empezando por la de la exjefa de Gobierno, Morena impulsa la elaboración del mapa de riesgo que los partidos han solicitado al Instituto Nacional Electoral (INE).
Hace unas semana publiqué que en el Consejo General del INE hay múltiples solicitudes de los partidos políticos para que se elabore un mapa de riesgo para los candidatos, debido a la inseguridad que se vive en el país y que ya coloca al proceso electoral como el más violento de la historia, con 27 candidatos asesinados desde junio pasado hasta el 2 de abril, según un reporte de la organización Laboratorio Electoral. Y faltan 55 días para las elecciones.
En el INE aseguran que no tienen las facultades o las herramientas de inteligencia para elaborar un proyecto de esa naturaleza, pero dicha radiografía de la presencia del crimen ya la tienen los partidos, así como los entes de seguridad estatales y federales. El problema es que los ataques contra políticos se dan en cualquier lugar, a plena luz del día e incluso durante sus actividades proselitistas, como fue el caso del asesinato de la candidata de Morena a la presidencia municipal de Celaya, Gisela Gaytán.
El INE, más que elaborar ese mapa de riesgo, debe contemplar la presencia de la delincuencia para llevar a cabo las elecciones. Por un lado, para que los capacitadores puedan entrar a todas las regiones a hacer su trabajo, pero sobre todo para la instalación de las casillas y el desarrollo de la jornada el 2 de junio. En los nueve estados donde van a renovarse las gubernaturas hay presencia de la delincuencia organizada, lo que obliga a tomar medidas extraordinarias.
Y en la oposición, en los equipos de Xóchitl Gálvez y de Jorge Álvarez Máynez, también se ha reforzado su seguridad. En el de la candidata del PAN-PRI-PRD es donde hay más preocupación por un posible ataque o altercado, luego de los acontecimientos recientes que confirman que se ha recrudecido la violencia política en el país. Si bien actualmente no hay indicios de amenazas, en el equipo Xóchitl se han extremado al máximo los cuidados.
A este escenario se suman los ataques constantes del presidente Andrés Manuel López Obrador a periodistas y medios de comunicación, sobre todo contra quienes han destapado los escándalos de corrupción más grandes del sexenio, algunos de los cuales llegan al círculo familiar: a los tres hijos mayores del mandatario.
De igual forma, la filtración de contenidos relacionados con el hijo menor del presidente López Obrador, como respuesta a la publicación de un video del hijo mayor de Xóchitl Gálvez que lo obligó a retirarse de la campaña de su madre. Ambos considerados como parte de la guerra sucia electoral, que nada aporta al proceso que de por sí estará marcado por la violencia.
Posdata 1
Hablando de guerra sucia, en el equipo de Claudia Sheinbaum tienen visibilizado un asunto que podría salir a la luz pronto, el cual está relacionado con su acta de nacimiento y los vínculos de sus familiares con Rusia.
Posdata 2
Vaya encrucijada en la que se encuentra México con su política exterior, pero en particular la canciller Alicia Bárcena, quien pese a sus buenas cartas credenciales no ha tenido el mejor desempeño como titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores, máxime con los escándalos en los que la ha metido el presidente López Obrador, como el caso de Ecuador.
Sobre este último, el allanamiento de la embajada mexicana en Quito fue una clara violación al derecho internacional y atenta contra la soberanía de México. Como lo dijo la canciller: “esto no sucedió ni en las peores épocas de las dictaduras de la región latinoamericana, ni con Augusto Pinochet en Chile”.
Sin embargo, el primer error fue del presidente López Obrador, quien se llena la boca al decir que no se mete en la política interior de otros países y evoca siempre que así le conviene el principio de no intervención, pero en los hechos sí lo hace, como en el caso de Ecuador y el asilo que ha venido dando a funcionarios correístas. Y hay muchos casos más, como Perú, Argentina y El Salvador.
El presidente López Obrador no va a ser ese líder de la izquierda latinoamericana que tanto anhela.