El anuncio de los padres de los normalistas desaparecidos en Ayotzinapa de que podrían vandalizar actos de campaña de Morena encendió las alarmas en el comando electoral de Claudia Sheinbaum.
En las últimas horas Andrés Manuel López Obrador dijo que recibiría a los familiares después de las elecciones. Cerca de la candidata le han mencionado al presidente la posibilidad de que ese encuentro sea antes para evitar trifulcas y dolores de cabeza en actos proselitistas.
El presidente lo entiende al revés: condiciona la reunión a una buena conducta en la temporada electoral. López Obrador nunca lo dirá en público, pero el cree que los padres de los normalistas un apoyo económico extraordinario como gesto al cierre del sexenio en el que entienden que no ha habido justicia. Actualmente cada familia de los normalistas desaparecidos cobra aproximadamente 70 mil pesos mensuales.
Tal como reveló LPO, en el entorno presidencial cultivan la teoría de que los familiares quieren extorsionar al gobierno.
Una tesis que viene muy reforzada desde el gobierno de Guerrero, donde los familiares, según le dice el senador Félix Salgado a López Obrador, ya constituyen focos de ingobernabilidad en diversos municipios. Una realidad muy compleja para la cual el gobierno de Guerrero no tiene voceros eficaces: la gobernadora Evelyn Salgado ya es la mandataria de un estado fallido y su padre, con sus pachangas y sus bailes, directamente es impresentable.
El clima con los familiares además ya viene muy cargado por el disturbio contra Palacio Nacional de hace unas semanas, el asesinato del normalista Yanqui Kothan y la prisión domiciliaria para Jesús Murillo Karam. Por cierto: el presidente ha dado ordenes expresas de que no se avance contra quienes reventaron la puerta de Palacio Nacional. Ya están identificados, pero sería un movimiento excesivamente audaz.