El proyecto petrolero de Andrés Manuel López Obrador, el más importante para su gobierno, su ideología y su lucha histórica como político y líder social, fracasó estrepitosamente y será una de las herencias más costosas para el siguiente gobierno.
Ls candidatos de oposición, Xóchitl Gálvez y Jorge Álvarez Máynez, han manifestado que seguir inyectando dinero a Pemex es prácticamente tirarlo en un hoyo negro, y aunque Claudia Sheinbaum ha sido cuidadosa en no revelar detalles sobre su plan para el sector energético, al interior de su equipo de campaña se tiene claro que la petrolera deberá encontrar otras fuentes de financiamiento y modificar completamente su política para transitar hacia las energías limpias. Claudia dice a sus cercanos: “Soy ambientalista, no voy a dejar que sigan las cosas así en Pemex”.
De entrada, existe plena seguridad de que Octavio Romero Oropeza no repetirá en el cargo y se asegura que más bien será llamado a rendir cuentas por el próximo gobierno, toda vez que no tendría espacio en el eventual gabinete de Claudia Sheinbaum y tampoco tendrá el fuero que otorga el Congreso de la Unión. El polémico exoficial mayor del Gobierno del Distrito Federal en los tiempos de López Obrador saldrá por la puerta de atrás, pues no ha sido capaz de cumplir uno sólo de los objetivos planteados en el llamado Plan de Negocios de Petróleos Mexicanos y sus Empresas Productivas Subsidiarias 2019-2023. El único logro que podría atribuírsele al aún director de la petrolera es que se frenó el incremento exponencial de la deuda, algo relativamente fácil de lograr con una inyección de recursos por parte del gobierno de más de un billón de pesos mexicanos en el sexenio.
La deuda de Pemex se ubica actualmente en unos 106 mil millones de dólares, cuando a finales de 2018 ésta rebasaba apenas los 100 mil millones. La meta era reducirla de manera significativa en esta administración, por lo que el objetivo no se cumplió. Tampoco se alcanzará la meta de producción de 2.6 millones de barriles diarios de hidrocarburos planteada para el 2024, puesto que al cierre del año pasado esta cifra andaba en 1.6 millones de barriles al día, por debajo incluso de los 1.7 millones promedio que se extraían en el último año del sexenio de Enrique Peña Nieto.
En materia de refinación se cuenta otro gran fracaso, empezando por la construcción de la Refinería Olmeca de Dos Bocas en Tabasco, que triplicó el presupuesto de 8 mil millones de dólares con la que se concibió y que aún carece de fecha precisa para arrancar con la producción de combustibles. La menos mala de las decisiones en esta área, de acuerdo con los analistas en la materia, fue la compra de la refinería de Deer Park en Texas, con lo que se cubre una parte de la demanda de combustibles, debido a que el sistema nacional de refinación opera a menos del 50% de su capacidad.
Aun así, la refinación de combustibles en instalaciones propiedad de Pemex dentro y fuera del país, sustentada en el lineamiento ideológico obradorista de la autosuficiencia y soberanía energética, también representa pérdidas para la petrolera del Estado, contabilizadas en casi 170 mil millones de pesos anuales. A todo esto se suma que, dentro de la discusión política que comprende el actual proceso electoral, muchos de los candidatos contemplan en sus propuestas políticas el cierre de refinerías; peligra sobre todo la más productiva de Pemex en territorio nacional: la de Tula, Hidalgo.
La muerte de la política petrolera de AMLO será también resultado de graves actos de nepotismo y corrupción, pues la empresa más importante del Estado, y que ha marcado prácticamente el rumbo y la historia de este país, se maneja como un negocio familiar. Octavio Romero benefició con el Cenagas a su expareja sentimental Elvira Daniel Kabbaz; el secretario particular de AMLO, Alejandro Esquer, colocó a su hija Carmelina al frente de la filial Pemex Procurement International para hacer negocios en Houston, y el director Corporativo de Administración, Marcos Herrería, tiene vínculos familiares con la esposa del presidente, Beatriz Gutiérrez Müller.
Posdata 1
Vienen dos meses de guerra sucia entre los equipos de las candidatas presidenciales. El oficialismo comenzó con la filtración de un video en el que se ve al hijo mayor de Xóchitl Gálvez alcoholizado y profiriendo groserías de forma altanera a trabajadores de un bar situado en la alcaldía que gobernó su mamá: Miguel Hidalgo.
La candidata del PAN-PRI-PRD tardó en salir a enfrentar el tema, e incluso canceló su conferencia matutina, pero finalmente lo abordó y dijo lo que cualquier madre apenada diría. “Lo lamento, me disculpo por el contenido de ese video… yo como mamá tomé acciones en el momento que me enteré de lo que había pasado”, comentó, luego de que su hijo, Juan Pablo Sánchez Gálvez, también pidiera una disculpa pública y anunciara su separación de la campaña presidencial donde se desempeñaba como coordinador de redes juveniles.
El timing de la publicación del video fue preciso: a unas días de que ocurra el primer debate presidencial, en el que Xóchitl Gálvez llevará a la televisión nacional y ante millones de espectadores los excesos de los hijos del presidente Andrés Manuel López Obrador, entre los lujos, las propiedades y la red de complicidades de amigos y contratistas que están incrustada en todo el gobierno federal. El mensaje del oficialismo fue puntual: piénsalo dos veces.
Sin embargo, no será Xóchitl Gálvez ni su equipo el que revelará más audios y videos de la familia y el círculo más íntimo del presidente López Obrador cometiendo actos de corrupción, lavando dinero y enviándolo a cuentas al extranjero, donde las autoridades internacionales ya le siguen la pista, sino que será los medios de comunicación, como lo han hecho hasta ahora.
No obstante, Gálvez y su equipo se beneficiarán de ello, además de que podrán amplificarlo con los liderazgos y bases del PRI y el PAN, mientras en Morena buscan desesperadamente más videos como el que se filtró ayer referente a la familia de Xóchitl Gálvez para tratar de compensar la andanada que se viene contra la autodenominada 4T.
Posdata 2
Morena no logró cerrar la alianza con el Partido Verde y el Partido del Trabajo en Sonora, debido a que no todos los liderazgos políticos estuvieron de acuerdo con la coalición y no se lograron obtener las firmas necesarias para presentarla ante el instituto electoral local.
Dicen que la falta de acuerdos se debe a las disputas internas en la 4T por la imposición de perfiles externos como la expanista y exemecista María Dolores del Río, quien renunció a la Secretaría de Seguridad pública en medio de una fuerte crisis de inseguridad para contender por la alcaldía de Hermosillo.
Aunque siguen las pláticas entre Morena, el PVEM y el PT, el árbitro electoral ha sido muy estricto en el cumplimiento de los plazos para registrar alianzas, por lo que no se prevén concesiones especiales para que esos partidos lleven a la boleta una candidatura común.
Posdata 3
Va quedando claro que ni en la Cámara de Diputados ni en el Senado van a ponerse de acuerdo para sacar ninguna de las 20 iniciativas de reforma que envió el presidente López Obrador, ni tampoco las que están en el tintero, como la de reducir la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales.
En el Senado de la República las discusiones están cada vez más caldeadas y el recinto ya se convirtió en una arena para las campañas políticas. Este miércoles, la senadora Lilly Téllez subió a la tribuna con un chaleco antibalas en la mano para denunciar el clima de violencia electoral al que están sometidos los candidatos por lo que llamó un “régimen narcopolítico militar” del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Los morenistas defendieron la política social del gobierno federal con lonas colgadas con la leyenda “los programas sociales son tuyos, ningún partido puede quitártelos”, metiéndose así a las campañas, pues aunque la oposición ha asegurado que no planea cancelar o recortar los apoyos sociales, desde el oficialismo se ha impulsado esa idea para infundir miedo entre los votantes.
Y para atizar más la confrontación, la presidenta del Senado, la morenista Ana Lilia Rivera Rivera, cumplió su amenaza de apagar el micrófono a los legisladores que excedan el tiempo en tribuna, lo cual hizo este jueves, provocando el enojo de toda la oposición. La senadora de Movimiento Ciudadano y coordinadora de campaña de Jorge Álvarez Máynez, Laura Ballesteros, siguió hablando con un megáfono.