Inició la cuenta regresiva. Este domingo, a las ocho de la noche, tendrá lugar el primer debate entre los tres candidatos(as) presidenciales. Veremos de qué cuero salen más correas. Claudia Sheinbaum, abanderada del oficialismo; Xóchitl Gálvez, de la coalición opositora, y Jorge Álvarez Máynez, de Movimiento Ciudadano, se verán las caras por primera vez frente a las cámaras de televisión.
Al debate llega Claudia como puntera en las preferencias electorales. Es la candidata de la continuidad. Su fuerza radica en el aparato del Estado. Juega para ella. Su objetivo será no cometer errores y adelantarse a los cuestionamientos sobre su gestión como jefa de Gobierno de la CDMX, que seguramente le van a hacer. Xóchitl tiene el papel de “caballo negro” (la que puede dar la sorpresa). La abanderada del PAN, PRI y PRD está obligada a arriesgar. Va a atacar con todo. Es su oportunidad de recortar distancia. Máynez, como le gusta que lo llamen, apostará a convencernos de que representa “lo nuevo”, que liquidará la “vieja política”. Será el convidado de piedra.
¿Qué dicen los expertos sobre el potencial impacto del debate? Roy Campos, de Consulta Mitofsky, nos dice: “Un debate difícilmente cambia las preferencias, pero intenta cambiar el desarrollo de las campañas. Para quien va adelante, cada debate es un riesgo. Para sus oponentes es una oportunidad”. El director de la Consultora Integralia, Luis Carlos Ugalde, señala que el impacto del debate dependerá de lo que ocurra: “Tradicionalmente, los debates tienen un impacto limitado. Lo ven pocas personas y los que sí los ven, traen ya una postura predeterminada”, dice. “Sin embargo –agrega– hay dos cosas que podrán cambiar esa ruta. Una es que lo van a transmitir en el Canal de las Estrellas. Eso le puede dar una audiencia inédita que otros debates en México nunca han tenido. La segunda es la definición que pueden tomar las candidatas. Si alguna de ellas, sobre todo Xóchitl Gálvez, logra conectar emocionalmente con el público, en particular con las mujeres, mediante un desempeño honesto, transparente, espontáneo, puede generar un impacto importante”.
Hay un conocido antecedente sobre un debate televisado que cambió el curso de una elección presidencial: el que sostuvieron John F. Kennedy y Richard Nixon en 1960 en EU. Fue visto por casi 70 millones de personas, según National Geographic. Kennedy llegó bronceado y descansado. Llevaba un traje oscuro y siempre miró a la cámara para atraer la audiencia televisiva. Nixon, en cambio, vestía traje gris y se dirigía a los reporteros que cubrían el debate. Kennedy ganó el debate y la elección. “Ahí se generó el mito de la importancia de la imagen. Quienes escucharon por radio el debate decían que Nixon se había visto mejor, pero quienes lo vieron por televisión afirmaron que fue Kennedy”, comenta Roy. Agrega: “De entonces a la fecha los debates se han vuelto un momento de la campaña donde los candidatos van muy bien preparados para una ‘actuación’: diseñan la vestimenta, las palabras, los tonos, las expresiones, la administración del tiempo. Sobre todo, se preparan para los posibles ataques de sus adversarios y para atacarlos donde pueda doler. Van de pugilistas. Lo que veremos es quién llega mejor preparado, quién nos sorprende, pero el efecto raramente es importante”.
* A propósito de Sheinbaum, una investigación de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad reveló ayer que siete de cada diez dependencias de la CDMX no son transparentes en sus contratos. Sobra decir que la estrategia del Tianguis Digital, una de las apuestas de transparencia que la candidata oficialista pretende replicar a nivel federal, es un fracaso. “El Tianguis Digital es una herramienta inoperante en la que actualmente no existe información de un solo contrato del gobierno capitalino entre 2019 y 2024”, sintetiza esta asociación civil, que le saca ronchas a AMLO.
* Muchas reacciones ha provocado el anuncio de que Pemex recortará en 435 mil barriles diarios la exportación de crudo, para privilegiar la refinación en Dos Bocas, Tabasco. El ajuste no será de golpe, sino progresivo, especifica el presidente López Obrador. “Es un sinsentido”, nos dice el consultor financiero Alejandro Rodríguez. Explica: “Una vez más se privilegia la utopía ideológica de soberanía sobre la rentabilidad. (La medida) pone aún más en riesgo las finanzas públicas. Los bonos de Pemex ya son basura. Con este tipo de mensajes y lo comprometido que está el balance –hay un déficit del 6% del PIB–, el riesgo es que el año que entra también México pierda su grado de inversión. Un desastre, pues”.
Como dato adicional, Rodríguez recuerda que en los Precriterios de Política Económica de la SHCP, difundidos en Semana Santa, establecen como meta exportar 948 mil barriles diarios de crudo. “De por sí es optimista el programa y ahora le quitas este ingreso…no, pues cómo”, remató. El diputado del PAN, Héctor Saúl Tellez, vaticina que, con estos ajustes, la economía se desaceleraría en un rango de entre 2.5 y tres por ciento el año próximo.