Desde el ángulo que se le quiera ver, la competencia entre Joe Biden y Donald Trump por la Presidencia de Estados Unidos tendrá un final de fotografía.
Como en las mejores tradiciones de los grandes hipódromos de ese país, la carrera será cabeza a cabeza.
Apenas la semana pasada, Trump aparecía como delantero en la mayoría de los estados “campos de batalla” de Arizona, Nevada, Georgia, Wisconsin, Michigan y Pennsylvania.
Pero en las últimas horas la ola cambió de rumbo en favor de Joe Biden que aparece ahora en la delantera con el voto popular en ocho de las 12 encuestas más recientes.
El presidente cuenta en este momento con 41 por ciento de respaldo popular, frente a 37 por ciento de la anterior encuesta Reuters/Ipsos.
Aunque las encuestas decisivas serán las de los seis estados campos de batalla, los nuevos datos sugieren que es errónea la interpretación de que Trump tiene la Presidencia en el bolsillo.
Uno de los temas que podría explicar este cambio de humor en el electorado es el debate nacional sobre el aborto.
La posición de los republicanos y de Trump se encuentra a contrapelo del punto de vista mayoritario de las mujeres en Estados Unidos.
Trump, al igual que la Suprema Corte, apoya que cada uno de los 50 estados decida sobre el aborto.
Biden, en cambio, está en favor de que las mujeres decidan y ha prometido buscar restablecer el caso emblemático de la Suprema Corte que legalizó el aborto en Estados Unidos, Roe vs Wade.
Además, las arcas de campaña de Biden están llenas.
Esa suficiencia le ha permitido bombardear a Trump con spots que recogen testimonios de mujeres afectadas por las leyes antiaborto.
El impacto del tema del aborto fue tan obvio que Trump tuvo que salir a denunciar la decisión de Arizona de restablecer una de las leyes más restrictivas leyes antiaborto.
Pero la lista de variables que podrían impactar el desenlace es cada vez más grande, empezando por los procesos judiciales contra Trump.
A pesar de todos sus intentos de dilación, Trump será puesto en el banquillo de los acusados en Nueva York, este lunes, por el caso de soborno a la actriz porno Stormy Daniels.
Trump es acusado de conspirar para influir en las elecciones presidenciales de 2016, neutralizando información negativa sobre él para suprimir su publicación.
En este caso, una relación extramarital con la actriz, algo grave en un sector de sus votantes.
Los sondeos muestran que, en algunos estados, más de 10 por ciento de los votantes republicanos dejaría de votar por Trump si es encontrado culpable de al menos una acusación criminal.
Se espera que el juicio se prolongue durante alrededor de dos meses, por lo que el veredicto podría darse incluso antes de las convenciones partidistas del verano.
Pero Trump enfrenta otros problemas. En la más reciente ronda de elecciones primarias, hasta una cuarta parte de los votantes republicanos sigue emitiendo votos a favor de Nikki Haley, a pesar de que ya abandonó la carrera presidencial.
Se trata de la más reciente expresión de que el movimiento conservador anti-Trump está vivo y coleando. Y en una elección cerrada, puede ser decisivo.
Así es que olvide el regreso de Trump a la Casa Blanca como un destino manifiesto para Estados Unidos.
El triunfo de Trump no es inevitable.
Tampoco estamos siendo testigos de un simple acto de coronación del candidato republicano.
Biden tiene sus propios problemas. Para empezar, el descenso del apoyo entre los votantes hispanos. Eso puede ser crucial en estados como Arizona y Nevada.
También ha perdido fuerza entre los electores afroamericanos en el estado de Georgia.
Esa es la razón por la que lanzó una nueva iniciativa para cortejar a los votantes hispanos y convenció a su exjefe Barack Obama para reconquistar el voto negro.
Barack y Michele Obama son máquinas de ganar votos, por su carisma y elocuencia.
Cierto, todos los datos confirman que ni Trump ni Biden entusiasman a sus bases y que el desenlace de las elecciones de noviembre es una moneda que permanecerá en el aire hasta el primer martes de ese mes.
Cabeza a cabeza será la carrera, y la llegada de fotografía.