Los ‘otros datos’ son básicamente de tres tipos: mentiras, afanes antidemocráticos o carantoñas a los dictadores. Y son las mismas coincidencias que acercan a López Obrador y a Trump. La manipulación de las palabras, el usar una frase o concepto para tergiversarlo. Hacer caso omiso a las pruebas. Sí, los dos políticos se parecen mucho.
¿Otra coincidencia? Solapar a sus respectivas familias; minimizar sus fechorías y permitir su enriquecimiento a la sombra del poder. Expiar culpas; las suyas y las de los de su entorno. Ambos juegan con la religión; nada mejor que eso para culpar a otras administraciones de todos los males que asolan sus naciones.
Comparten un odio por las instituciones, particularmente las que restringen el Poder Ejecutivo; desde su trinchera hacen todo por desaparecerlas. Les ayuda —y no poco— la obediencia ciega que exigen a los legisladores de su partido político y la que tratan de alcanzar en ambas Supremas Cortes de Justicia con ministros que les sean leales a ellos y no a la sociedad.
Pero el factor común que los une en el rubro de la política y que más interesa es que los dos son unos antidemocráticos en toda la extensión de la palabra. Si por ellos fuera, sepultarían el libre albedrío político.
Una muestra del amor por los dictadores —y a él mismo—, la dio Trump en el 2018 cuando alabó al pueblo de Corea del Norte; “quiero que mi pueblo haga lo mismo”, dijo al referirse a la gente que se sentaba y prestaba atención al dictador Kim Jung. Algo así como lo que López Obrador pretende llevar a la práctica diariamente en su mañanera.
AMLO y el anaranjado personaje manejan las mismas amenazas y el mismo modus operandi, incluida la toma del Capitolio y el desconocer resultados electorales, uno de ellos, y el inventar la presidencia “legítima” y tomar Reforma durante meses, el otro. O el comentario que se aventó López Obrador en el sentido de que nuestras instituciones democráticas buscan asestarle un “golpe de Estado” cuando que él es la autoridad y además ni siquiera es quien está en la boleta electoral este 2024… El ex mandatario norteamericano también dijo apenas hace unos días que “habrá un baño de sangre” en Estados Unidos de no resultar victorioso en los comicios de noviembre próximo.
Dicen y hacen de todo para asirse al poder; eso es cada día más evidente.
Se radicalizan. Trump dijo este fin de semana que los migrantes “a veces no son personas”. En México se les quema en el INM y el director de la dependencia sigue en su puesto tan campante…
Algunos dicen “si pierdo la elección es a manos de los conservadores”, otros “si pierdo la elección es a costa de la industria automotriz”. Lo cierto es que, más allá de que sea culpa de un sector u otro, la oratoria racista de Trump siempre señala a los migrantes, se burla de personas con algún tipo de discapacidad y augura una época complicada si vuelve a ser presidente.
Quien anteriormente fue su vicepresidente, Mike Pence, dijo que ya no lo apoya: “La lealtad a la Constitución no es un tema menor. Pero no es el único. La razón por la cual no puedo apoyar a Trump es el hecho de que abandona el compromiso del liderazgo de Estados Unidos con el mundo”.
Trump buscó el apoyo de los militares el 6 de enero para continuar gobernando, mas le dijeron claramente que ellos son leales al país, no a un presidente. ¿Eso responderían las Fuerzas Armadas de nuestro país? ¿Habrá en México algún “Pence” que tenga el valor civil de decir que a López Obrador no se le puede seguir apoyando?
Ojalá, pues lo cierto es que si Trump es antidemocrático, AMLO también. Y ambos requieren que se les ponga un alto antes de que terminen dinamitando la poca distancia que queda entre ellos y la destrucción total.