La reciente disolución de la alianza entre Morena y el Partido del Trabajo (PT) en Nuevo León ha desencadenado una serie de maniobras políticas por parte de Movimiento Ciudadano (MC) y la coalición PRI-PAN. La ruptura, considerada una oportunidad estratégica, está siendo aprovechada para reconfigurar el panorama político local, especialmente en lo que respecta al control del Congreso local.
Desde el Palacio de Cantera, sede del gobierno estatal encabezado por Samuel García, se han iniciado negociaciones con Morena. Se busca que este partido limite sus esfuerzos en los distritos locales, a cambio de que MC haga lo mismo en los distritos federales. Incluso se contempla la posibilidad de que algunos diputados locales de Morena migren hacia MC. Esta dinámica explicaría por qué Morena aún no ha definido candidaturas clave en municipios como Monterrey y Guadalupe.
Por otro lado, el PRI está siguiendo un camino similar pero enfocado en el PT, un partido que históricamente ha mantenido una cercanía con el tricolor en la región. Al igual que MC, el PRI busca incrementar su presencia en el Congreso local aprovechando las conexiones con el PT. Aunque los resultados de estas maniobras podrían ser marginales, en un contexto de competencia ajustada, incluso un solo escaño adicional puede resultar crucial.
Con información de La Política Online