¿Sabían que en México existe una bebida que se llama ‘café a la Sch-inn-gadda’? (“Bebidas Mexicanas”, Martha Chapa). Desafortunadamente, la mezcla que Sheinbaum pide no realizar no es tan benigna como ese café. Es una que se da por el mismo ejercicio —pasividad (¿complicidad?) en realidad— del gobernador morenista Rubén Rocha Moya en Sinaloa. Por ello, que el oficialismo no mezcle y quiera confundir con que, de las 66 personas levantadas en Culiacán, 58 ya hayan sido liberadas por las autoridades. NO, todas ellas las dejaron ir los propios criminales.
La candidata del régimen debiera recordar que en química, así como en coctelería y en política, hay mezclas que una vez realizadas resultan imposibles de separar. Así se une esto que pasó en Culiacán con las campañas presidenciales, empezando con la que ella realiza. Y de la misma forma, esto y muchas cosas más en México resultan de una mezcla indisoluble y grave con el dos de junio.
Para Claudia en lo particular, muchas de las mezclas organizadas por el régimen resultan atroces; le traerán muchos dolores de cabeza, igual como en ocasiones sucede con las bebidas alcohólicas.
El obradorismo arrastra severas mezclas/confusiones mentales. Aquí unos ejemplos:
El mezcal debe tomarse a besos
Esto es, de manera lenta, pausada. Así debía haber sido la decisión de “asegurar” el campo de golf en Huatulco. Se sabe, no se debe confundir campos de golf concesionados con parques abandonados. Esta mezcla de vísceras y arrebato político le dará a Claudia una jaqueca más fuerte (y duradera) que haber consumido en una sentada toda una botella de mezcal.
Vampiro (tequila con sangrita y refresco de toronja)
No mezclar “transformación” con Morena; Morena es el PRI recargado. Es el tricolor pintado de moreno. El mismo priismo setentero que desangró tanto al país.
Rojo deseo (partes iguales de vermouth con ginebra; mucho hielo frappé)
No mezclar a Movimiento Ciudadano con ‘una tercera vía’; si acaso con un ferviente deseo de ayudar a Morena para que continúe en el poder. Dense una vuelta por las propuestas y declaraciones de Jorge Álvarez Máynez este fin de semana. Ahora sí que ni más claro el… agua.
Cocuy con tequila (bebida venezolana de alta graduación alcohólica)
Si alguien se quiere emborrachar y tener una resaca descomunal no debe mezclar las bebidas nacionales de Venezuela y México. Tampoco se debe confundir la repatriación de venezolanos con demagogia chafa, como el gobierno de México pretende recetarnos al hacer caso omiso al hecho de que les regala a los migrantes venezolanos (bueno, a Nicolás Maduro y su dictadura) millones y millones de dólares de nuestros impuestos.
El astronauta (shot ‘que hace volar’; vodka, ron, limón, azúcar y café)
No mezclar a los militares con el manejo de aeropuertos, puertos y aduanas. Eso está resultando en serios retrasos y aviones volando en condiciones elevadas de riesgo por la constante falla en los sistemas de comunicaciones con las torres de control en el Valle de México.
Ruso negro (vodka y licor de café mexicano)
No mezclar las misiones de observación electoral con la abierta y vasta intromisión que hace Rusia en nuestro proceso electoral. Se sabe, todo lo que toca Putin también lo hace kka.
Cuba campechana (ron o brandy con agua mineral y refresco de cola)
Mezclar la necedad de Layda Sansores en mantener a su secretaria de Seguridad Pública después de lo que pasó con las policías, suspendiendo el servicio de transporte público para evitar las manifestaciones, da como resultado un mayor número de inconformes en la entidad (esta es ya la tercera ocasión que sucede en el último año). Este coctel campechano apenas empieza a tomar… rojo color.
Coco loco (tequila, ron, ginebra, jugo de piña, limón y un coco)
La mezcla resultante de la desolación de Acapulco con la violencia que ahí rampea es peor que cualquier “coco loco” y con mayor devastación que la dejada por el huracán Otis. Si a esa “mezcla” se le agrega Félix Salgado Macedonio, el resultado es una fea congestión etílica.
Bebida de la casa (bebida alcohólica con el licor que se tenga más a mano)
No mezclar la Casa Blanca con la Casa Gris… o con la Casa Nahle en Veracruz o con la Casa Brugada en la Ciudad de México. Hay niveles y lo de La Gaviota es juego de niños comparado a lo que presenciamos hoy en día.
Pastel de calabaza (tequila, licor de café, Baileys, un poco de canela; todo flameado)
No mezclar la falta de inversión en medidas de protección con la inacción gubernamental. El resultado es el fuego que no cesa en el Estado de México, así como presas y lagos drenados.
Cacaguada, bebida típica de Tabasco (pulpa de cacao, agua y muchos hielos)
No mezclar el destrozar hectáreas de manglares con hacer una refinería que sigue sin refinar (aunque, eso sí, le dio a Rocío Nahle para su palacete).
Atole con el dedo
No mezclar el pésimo servicio público de salud en México con las ilusas promesas de que ya somos como Dinamarca.
Xtabentún (licor de origen maya producido a partir de miel de abejas alimentadas con la flor de Xtabentún)
7 millones de árboles talados (encima se desconoce a quién terminó vendiéndose su madera y dónde está el dinero obtenido). Todo un ecosistema de la región en jaque; cenotes en extinción o demolidos resultado e una mezcla mortal de indolencia, corrupción y saltarse todas las leyes de protección al medio ambiente por el capricho de un Tren Maya.
Coctel Ciudad de México (tequila, vermouth blanco, chile serrano, hielo)
No mezclar en eventos públicos (menos en los privados) a Clara Brugada con Claudia Sheinbaum; la mezcla es peligrosa, además de desagradable.
La lista de intragables mezclas y cocteles que ha ideado el oficialismo es interminable. Claudia no parece tomar nota de que todo depende de la mezcla; hay algunas que son explosivas y otras que pueden ir desde sentir un cosquilleo en el estómago a unas ansias absolutas de vomitar.
La lista de desgracias cortesía de Movimiento Regeneración Nacional es larga; las más de las veces mezclas de errores, corrupción y soberbia. Muchas más por no saber que honestidad y capacidad se deben mezclar hasta alcanzar un 100% de valor.
Giros de la Perinola
1.- Hay tragedias como los muertos por violencia y los cientos de miles de desaparecidos, que no pueden ser precedidos por una bebida como subtítulo.
2.- Otras bebidas nacionales: pulque, sangría tapatía, tepache, tejuino, agua de cebada, posh, pasitas, tequila “bandera”, “sunrise”, margarita, sangrita, cantaritos, ponche, toritos, pozol, Yoli, etc.
• La soberbia en la política debería ser como el consumo del alcohol: “nada en exceso, todo con medida”.
• El votar debería ser como la bebida: disfrutarla como parte de una experiencia gastronómica placentera. López Obrador se ha dedicado a desbalancear ilegalmente la cancha y hacer de la votación algo sumamente desagradable.