Iniciaron las campañas como se esperaba: Desabridas, sin propuestas interesantes y sin estrategias reales en los asuntos nacionales que buena parte de la población quisiera ver un cambio: Seguridad, salud, educación y previsión de servicios públicos indispensables para la sobrevivencia, como el agua, que está en crisis en varios estados, como Sonora.
Las candidatas presidenciales hacen su luchita pero no logran posicionarse y conectar con la gente.
A nivel regional los aspirantes al senado pasan desapercibidos y al parecer sin equipos de prensa para informar sobre las actividades de las y los aspirantes a la Cámara Alta. Los suspirantes a una diputación federal, por las mismas.
Nada interesante para reportar.
Ni siquiera incongruencias, como ya se ven en la capital del país.
Esperemos que cuando lleguen las campañas locales el escenario se vuelva un poquito más interesante.
Y, claro, seguimos esperando a la o el valiente que asuma un liderazgo y represente a los sonorenses minimizados, ninguneados, menospreciados por el gobierno central en la injusta distribución de recursos que hace la Federación a los estados.
Antes se estimaba que los estados recibían 20 centavos por cada peso aportado a la Federación. Hoy debe ser menos. No hay obras ni promesas de mejorar. Y hasta el más cerrado de mente sabe que Sonora aporta riqueza.
Ni hablar, es la política del régimen de beneficiar a los estados más pobres a costillas de los que generan más riqueza. Esto es injusto por donde se le quiera ver.
En este asunto habría que recordar una frase muy sonorense: Entre más te agaches más te lo ven.
Abordar el tema del federalismo le da miedo a nuestros políticos.
Si no hay presión, el gobierno federal ni siquiera te voltea a ver.
La modernidad, la construcción de grandes obras, llegó a Nuevo León cuando las carteras más abultadas y una clase política ofendida por la muerte de Eugenio Garza Sada amenazaron con salirse del Pacto Federal. Después de ese episodio fueron los consentidos en recursos para obras.
Con esa amenaza a la federación le temblaron las piernitas.
Obviamente la operación de romper con el Pacto Federal es un proceso complejo, difícil de concretar. Pero sin presión no hay avances. Y quien quita, en un descuido la idea es secundada por otros estados para construir un nuevo estado, que podría ser llamado México Norte.
El federalismo se define en votos.
Hay que votar por recuperar la grandeza de Sonora.
Y que los recursos se queden aquí, no para hacer grilla en los estados del sur del país.
La palabra la tienen los aspirantes a senadores y diputados federales.