Alicia Bárcena, la actual canciller mexicana, ha manifestado su intención de seguir los pasos del gobierno colombiano de Gustavo Petro, despidiendo al personal diplomático de Argentina en México. Esta decisión surge en respuesta a las tensiones crecientes entre los presidentes Andrés Manuel López Obrador y Javier Milei. Sin embargo, desde Palacio Nacional se ha solicitado a Bárcena contenerse y evitar la ruptura de las relaciones bilaterales con Buenos Aires, en un momento donde la relación comercial con Argentina es de mayor envergadura que con Colombia.
Bárcena, con un historial de conexiones políticas en Chile y vínculos con la izquierda iberoamericano, incluyendo al Grupo de Puebla, ve en la confrontación con Milei una oportunidad estratégica. Su ambición de ocupar la Secretaría General de las Naciones Unidas para suceder a Antonio Guterres en 2026, podría verse beneficiada de este enfrentamiento.
A pesar de estas aspiraciones, la permanencia de Bárcena en el cargo para el próximo sexenio no está asegurada. Claudia Sheinbaum y otros actores clave parecen inclinarse hacia otras opciones, como Juan Romón De la Fuente o Marcelo Ebrard. Por ahora, se aconseja desde el gobierno evitar acciones drásticas, especialmente considerando que la embajada argentina en México está liderada por María Gabriela Quinteros, una diplomática de carrera que recientemente presentó sus cartas.
La situación actual demanda un equilibrio delicado en las relaciones diplomáticas, donde la toma de decisiones impulsivas podría tener repercusiones en la política exterior de México.