Desde hace un puñado de meses que las fuerzas armadas exigen máxima prudencia en el manejo de la seguridad presidencial. Parte de esa preocupación ya fue adelantada por LPO: la cúpula militar le pidió a López Obrador limitar sus contactos con el “pueblo bueno” porque el posible desborde de la violencia política era una amenaza tangible.
Esa amenaza, para algunos colaboradores del primer círculo de AMLO era problemática. El vocero Jesús Ramírez, por ejemplo, le sigue recomendando al Presidente que debe seguir mostrándose rodeado de las multitudes, porque así demostrará que cerró su sexenio igual que lo comenzó: en contacto con su gente, y no aislado como un aristócrata, en un Palacio.
Primero fue García Harfuch, quien debió salir del país por una nueva amenaza en su contra. Pero lo que parecía una amenaza solo hacia funcionarios de primer nivel, ahora ya se volvió un peligro para los familiares de segundo y tercer grado.
Hace algunos días, en el máximo de los secretos, la Marina -con ayuda también del ejército- encabezó una operación muy delicada: el rescate de unas jóvenes secuestradas por grupos del crimen organizado. Algo “normal” o que pudiera ser bastante corriente en México. El problema es que en ese grupo estaba la sobrina de Tatiana Clouthier.
Afortunadamente la sobrina de Tatiana, y sus dos amigas, fueron rescatadas con éxito, lo que -sin dudas, matices o posiciones políticas- implica una gran noticia. Pero los militares no descartan que el secuestro haya tenido un móvil político, y por esa misma razón exigen que la seguridad de la familia presidencial sea reforzada.
Este contexto fue aprovechado por López Obrador para bajarle un mensaje de extrema precaución a sus cuatros hijos, cuyas seguridad serán reforzadas. Pero principalmente un pedido de cautela a los tres mayores, que estaban siendo blanco de señalamientos desde las agencias de seguridad de los Estados Unidos.
La investigación del “Clan” -publicada por Loret de Mola- pero sobre todo las fotos de las reuniones de José Ramón en McAllen pusieron en alerta al Presidente. Hace ya semanas que Andy López Beltrán bajó el perfil y en su grupo de amigos se comenta que se “exilió” en Puebla. JR López Beltrán no acepta la recomendación y sigue dando batalla desde X -antes Twitter-, algo que incomoda a AMLO. Gonzalo siempre fue el más cauto de los tres.
El clima en Palacio no es el mejor. La caída del avión de Daniel Flores, el empresario al que señalan como principal financiador de la campaña de Adán Augusto, fue cuidadosamente abordada por los militares. Lo mismo ocurre con el secuestro de la sobrina de Tatiana. Pero, ¿hasta cuándo se podrá reservar la información de estos sucesos problemáticos para la 4T? Y esa es una pregunta incómoda.