En cadáveres de personas que murieron por sobredosis, algunos médicos forenses comenzaron a encontrar en 2020 restos de medicamentos que nunca antes se habían consumido en las calles. Enseguida comprobaron que algunos eran 10, otros 20 e incluso alguno era 40 veces más potente que el fentanilo.
Convertido en amenaza a la salud nacional porque es 100 veces más potente que la morfina y 50 veces más potente que la heroína, el fentanilo ya era entonces la principal preocupación de las autoridades. Sin embargo, los 10 casos de muertes por sobredosis con fármacos decenas de veces más potentes que el fentanilo puso en alerta como nunca a las autoridades de Salud y del orden.
Al año siguiente, el panorama se complicó. Se registraron 42 fatalidades por sobredosis con esos medicamentos, lo que alarmó a las autoridades que se esforzaron por encontrar el origen de esas drogas. Para su sorpresa, hallaron que son poderosos analgésicos opioides que se diseñaron hace casi tres cuartos de siglo, en la década de los años cincuenta.
Después de informar cifras del 2021 de sobredosis por esos viejos medicamentos llamados nitazenos, las autoridades optaron por investigar su consumo en las calles, pero sin despertar una potencialmente destructiva curiosidad, en el marco de más de 100,000 muertes anuales por sobredosis principalmente de fentanilo.
De hecho, el Centro Nacional de Información Biotecnológica informa que el auge que alcanza el consumo de fentanilo fue lo que llevó a hurgar en la historia médica en busca de compuestos igualmente potentes.
En 2021, se registraron 42 muertes por sobredosis con esos medicamentos. Las autoridades descubrieron que son poderosos analgésicos opioides que se diseñaron en la década de los años cincuenta.
“A medida que la Administración de Control de Drogas (DEA) y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) han podido identificar y programar numerosos análogos del fentanilo, parece que los químicos de los laboratorios clandestinos han revisado la literatura histórica de investigación farmacológica en busca de primeros intentos de desarrollo de opioides sintéticos”, explicó ese centro.
Además, consideró que las nuevas sustancias psicoactivas, incluidos los ‘nuevos’ análogos de opioides sintéticos, nitazenos, funcionan como impulsor de las recientes tendencias ascendentes en la mortalidad por sobredosis en los Estados Unidos. “A pesar de que se han identificado nitazenos en el suministro de drogas recreativas ilícitas, pocos médicos son conscientes de ellos o de sus implicaciones para la medicina de emergencia”, advirtió el Centro Nacional de Información Biotecnológica.
El diseño de todas esas drogas con potencia impresionante estuvo en archivos desde hace unas siete décadas, pero quedaron en el olvido porque oficialmente su uso nunca fue aprobado. Hasta que alguien con conocimientos científicos que buscaba compuestos similares al fentanilo las encontró. Ahora, han salido a las calles sin que los médicos estén preparados para enfrentar ese reto.
Incluso hoy, por lo menos tres años después de que los nitazenos se encontraron en muertos por sobredosis, las autoridades no han podido asegurar si el único antídoto contra el fentanilo, la naloxona, puede también salvar a personas que los consumieron. Tampoco se han atrevido a comparar abiertamente a los nitazenos con el fentanilo, más allá de que su potencia es entre 10 y 40 veces superior a la del fentanilo.
La DEA ha advertido que una cantidad fatal de sobredosis de fentanilo oscila en 2 miligramos, 500 dosis mortales por kilogramo. Pero entonces, ¿cuánto es la cantidad letal de un fármaco que es decenas de veces más poderoso que el fentanilo? ¿A cuántas personas se podría quitar la vida con un kilogramo de nitazenos?
tro motivo por el que las autoridades prefieren manejar con cautela la información sobre los nitazenos es que, como opioides sintéticos de diseño similares al fentanilo, se puede producir a un bajo costo.
Alguien con conocimientos científicos que buscaba compuestos similares al fentanilo las encontró. Ahora, han salido a las calles sin que los médicos estén preparados para enfrentar ese reto.
La propia DEA estima que fabricar en México una dosis de fentanilo costaría unos 10 centavos de dólar y luego se vende en las calles en Estados Unidos hasta en unos $30 dólares por dosis.
En un popular portal de asuntos médicos, la Línea de Salud, la doctora Rebeca Donald, del Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt en Tennessee, alertó sobre el consumo de nitazenos. “Cada vez que se introduce un medicamento más barato y potente en el mercado ilegal de drogas, aumenta el número de muertes por sobredosis”, afirmó.
Donald advirtió que, dado que la mayoría de los nitazenos no están regulados en gran medida, no están sujetos al mismo escrutinio por parte de las autoridades policiales que otras sustancias controladas. “Esto, junto con el hecho de que pueden fabricarse a bajo costo a partir de sustancias legales, los hace muy atractivos para los narcotraficantes”, agregó. Hasta ahora, no hay ninguna información sobre fabricación de nitazenos en el extranjero para tráfico ilegal a Estados Unidos.