Claudia Sheinbaum llenó el Zócalo en el arranque de su carrera hacia la Presidencia, sin negar la cruz de su parroquia. “¡Es un honor estar con Obrador!”, arengó a la multitud, y luego se comprometió a “cuidar su legado”.
Los 100 puntos del Proyecto de Nación que dio a conocer recogen las reformas constitucionales que el pasado 5 de febrero envió el Presidente al Congreso de la Unión. Agregó el compromiso de mandar a las Cámaras legislativas una iniciativa para eliminar la reelección de senadores, diputados, alcaldes y volver así al espíritu de la Constitución de 1917. Muchísima gente llegó del interior de la República a la Plaza de la Constitución.
Autobuses, microbuses y combis foráneos los trajeron a la capital. “De Baja California a Yucatán”, dijo con desparpajo, la víspera, el inefable Mario Delgado, cuando fue presentado como coordinador general de la campaña.
“¿Acarreo? No, movimiento nacional”, justificó.
La manifestación en defensa de la democracia, el pasado 18 de febrero, les dejó la vara muy alta.
No se iban a arriesgar al desaire de los capitalinos que, a decir de AMLO, se “derechizaron”.
Las palabras del Presidente tradujeron la inquietud que hay en Morena por el avance de Santiago Taboada, candidato a jefe de Gobierno de la coalición opositora.
Estaría ya a “un dígito” de Clara Brugada, según fuentes del propio partido guinda.
Los organizadores cuidaron hasta el último detalle para que el Zócalo se llenara. El templete, en forma de T, se comió un pedazo de la plancha. Las sillas para los cientos de invitados se comieron otro cacho, lo mismo que los pasillos. Aunque las calles aledañas, hay que reconocerlo, estaban llenas.
Emilio Álvarez Icaza, senador del Grupo Plural, se documentó sobre el acarreo. Dice que a los que vinieron de los estados les pagaron transporte, hospedaje, alimentación y les dieron una cantidad en efectivo. Los acarreados de las alcaldías tuvieron que conformarse con transporte, lonche y pago en efectivo.
*Xóchitl Gálvez empezó su campaña a las cero horas en Fresnillo, Zacatecas. Arranque simbólico. Es el municipio donde 97 por ciento de sus habitantes se sienten inseguros. De allí se fue a Aguascalientes y más tarde a Irapuato, Guanajuato.
En su mensaje “por un México sin miedo” destacó cinco puntos que reemplazarán los “abrazos” de este sexenio.
Uno. El Ejército dejará de hacer obras y caprichos del gobierno. “A nuestros soldados no les corresponde tapar los baches en una carretera o prestar servicios de hotelería en un centro turístico”, dijo. Y sintetizó: “¡A los civiles lo que es de los civiles y a los militares lo que es de los militares!”.
Dos. Volver a la Guardia Nacional realmente Guardia y realmente Nacional. Vamos a duplicar de 150 mil a 300 mil su número de efectivos. “Se acabaron los abrazos a los criminales y la ley será la ley”.
Tres. Fortalecerá los gobiernos estatales con recursos y la mejor tecnología para enfrentar a los criminales.
Cuatro. Se devolverán los fondos federales que se quitaron a las policías municipales a fin de que tengan recursos para la prevención del delito y la protección de jóvenes y niñas y niños.
Cinco. Salario digno y seguridad social para policías estatales y municipales.
“Los delincuentes ya no van a vivir del miedo y del trabajo de los mexicanos. Para ello propongo construir una prisión de muy alta seguridad y con tecnología de punta para que los delincuentes tengan miedo de caer ahí, y lo piensen antes de cometer una atrocidad”, puntualizó.
*El último en echar a andar su campaña a la Presidencia fue el candidato emecista, Jorge Álvarez Máynez. Lo hizo en Lagos de Moreno, Jalisco, sin el apoyo del gobernador Enrique Alfaro, quien rechaza ponerse los tenis “fosfo-fosfo”.
Para colmo, horas antes del evento se registró en ese municipio una masacre que dejó siete muertos.
*Diez aspirantes a presidentes municipales de la coalición opositora en Chiapas se bajaron de la contienda por amenazas de células criminales, según Carlos Alberto Palomeque, dirigente estatal del PAN.
Ya que estamos. Willy Ochoa, candidato a senador por la coalición PAN-PRI-PRD en ese estado, sufrió la semana pasada un intento de secuestro, luego de reunirse con la militancia en el municipio de Villa las Rosas. Lo buscamos para ponernos al tanto de cómo iban las investigaciones sobre la agresión de la que fue víctima. Nos sorprendió su respuesta:
“Después de las distintas amenazas e intentos de violencia hacia mi persona, le pedí a la iglesia que si me llegan a secuestrar, sean ellos los que intermedien y no el gobierno”.