Quien parece que está buscando una sanción del Instituto Nacional Electoral (INE) es el presidente Andrés Manuel López Obrador. Nos hacen ver que ayer, en su conferencia mañanera, promovió explícitamente los programas sociales de su gobierno en plena veda electoral. “¿Cómo hemos salido adelante? ¿Cuál es la fórmula? ¿Cuál es el plan que aplica el gobierno que represento? Es sencillo: es no corrupción, no lujos en el gobierno y todo lo ahorrado en beneficio del pueblo. Y nos ha funcionado, y hemos ahorrado muchísimo por no permitir la corrupción y por aplicar un gobierno austero, sobrio, hemos ahorrado miles de millones de pesos. Por eso, casi en la mayoría de los hogares de México, de las familias de México, llega cuando menos un apoyo, una pequeña porción del presupuesto”, presumió el Presidente. ¿A qué está jugando el mandatario?, se pregunta más de una persona.
El domingo el Instituto Nacional Electoral (INE) publicó su primer reporte de cómo la radio y la TV están cubriendo las campañas presidenciales, en sus primeros 10 días. Señala que hay una equidad razonable, al Claudia Sheinbaum haber recibido 107 horas, o 41% del tiempo total; Xóchitl Gálvez 94 horas, o 37% del tiempo; y, Jorge Álvarez 54 horas, con 21%. Pero nos hacen ver que, al INE y a la Universidad Autónoma de Nuevo León, que hace el monitoreo, se les olvidó medir el arranque de Xóchitl Gálvez, a la medianoche, del 1 de marzo, en Fresnillo, Zacatecas. De no ser por este error, nos explican, habría equidad total entre las candidatas. Ojalá el INE aclare la razón del sesgo en su cobertura, pues el horno no está para bollos.
Ayer, Claudia Sheinbaum no se tomó el puente y aprovechó la efeméride para presentar su plan energético en el Monumento a la Revolución y de paso tener una buena fotografía con el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, quien además palomeó su proyecto en la materia. Pero quienes no fueron al acto de doña Claudia fueron su coordinador general de campaña Mario Delgado y su coordinador de vínculos con organizaciones civiles Marcelo Ebrard, quienes dejaron vacías las sillas que tenían sus nombres. Ellos quizá sí tomaron el día de asueto, o posiblemente tenían una actividad de campaña más importante.
Aun antes de estrenarse, el Xóchibus ya había dado de qué hablar. El primero en reaccionar fue el candidato presidencial de Movimiento Ciudadano, Jorge Álvarez Máynez, quien acusó a Xóchitl Gálvez de copiarle su idea de un autobús para sus recorridos de campaña. Sin embargo, nos dicen en el equipo de la candidata opositora, que Máynez no es, por mucho, el inventor del agua tibia. Le recuerdan que 1988, el entonces candidato del PRI, Carlos Salinas de Gortari, tenía su autobús “El Agualeguas”, mientras que su adversario del PAN, Manuel “Maquío” Clouthier, viajaba en su “Aguafiestas”. Felipe Calderón también tenía su autobús, que bautizó como “El hijo desobediente”. Y en el ámbito internacional, los candidatos Donald Trump y Joe Biden han hecho sus recorridos por tierra en autobuses como el Xóchibus. Y antes de que diga que le copiaron la idea de poner anuncios espectaculares en las avenidas, alguien debe avisarle a don Jorge que eso ya es un invento viejo.