Se enojó. Desde que el hashtag #NarcoPresidente (y #NarcoPresidente2 y #NarcoPresidente3) inundó X. Ayer en su mañanera se puso como energúmeno. Acusó un montaje y exigió pruebas del supuesto financiamiento de “Los Zetas” a su campaña del 2006 (ello a partir de lo que reveló Celso Ortega, líder de “Los Ardillos”, al medio de comunicación Latinus). Se enojó (para variar) con Loret de Mola y con los que hacen un “complot internacional”, y pidió pruebas de la acusación.
Adujo que declaraciones y afirmaciones de oídas no constituyen pruebas. ¡Ay!, lo mismito sucede con el caso García Luna que tanto lo encandila. No hay pruebas… O sí: testigos de oídas, lo que constituye —lo debiera recordar— un medio de prueba. ¡Cuidado! No vaya terminar el presidente AMLO acusado, igual que el otro…
¡Qué bueno que el mandatario pida pruebas! Lástima, no obstante, que señalando a tantas personas de corruptos, él jamás ha presentado pruebas de sus dichos ni hay, en su gestión, procesados por corrupción.
Así que no sé si Ortega dio o no dinero sucio a la campaña de López Obrador, pero suponiendo que así fuera, por lo visto no se le ocurrió grabar la entrega de sobres amarillos como sí lo hizo David León con Pío López Obrador… ¡Qué caray! Ni tampoco depositarlo en un banco bajo un esquema de carrusel, como lo hizo Alejandro Esquer (particular de López Obrador) y otros de sus allegados. O mediante convenios multimillonarios e irregulares, como sucedió con Ignacio Ovalle en Segalmex… Es más, tampoco se les ocurrió cambiar un Tsuru blanco por un Rolls Royce del mismo color, como hizo Nico Mollinedo (exchofer de Andrés Manuel). ¡Qué lástima, en verdad! Siendo que quienes se graban y presumen sus corruptelas son precisamente los morenistas. Y antes de que me digan que los de antes también lo hacían, afirmo: al menos a los otros les daba pena mostrar que en sus campañas había dinero del narco.
Ahora, de ser ciertas las acusaciones de Ortega, serían ya al menos dos cárteles los que financiaron a Andrés Manuel. ¿O no recuerdan que el año pasado Celso Ortega se sentó con la alcaldesa de Chilpancingo y meses después, luego de que el narco le dejó un mensaje con cadáveres de por medio, ella aceptó que sí se había sentado con él? ¿Por qué López Obrador no dijo nada de ese encuentro ante la aceptación de ese miembro de Morena?, ¿en qué momento se normalizó que los gobernantes desayunen con líderes del CO?
Los senadores de Morena y aliados hacen caso absoluto a las iniciativas que provienen de Palacio. Entonces, ¿por qué votaron en contra de una reforma constitucional a favor de policías, peritos y agentes del Ministerio Público? Esa que buscaba garantizar una indemnización y prestaciones. ¿Por qué ese desprecio a los cuerpos de seguridad e investigación?
Con lo cual, volvemos al meollo de este asunto: a López Obrador lo acusan de mafioso, corrupto, ladrón, mentiroso, malintencionado, ilegal, pero no de tonto.
López Obrador debería empezar a mirarse en el espejo de Genaro García Luna, su presidencia se parece cada día más a esa historia. ¿O no? Riqueza inaudita en su círculo más cercano; cercanía inaudita con los círculos de los narcos más ricos. Con tantas fotos y muestras de amor, López Obrador terminará procesado; si no en México, ciertamente en Estados Unidos.. ¿Apostamos?
El jueves dijo que “veía bien” que los obispos de Guerrero se sentaran a negociar con narcos para pacificar ciertas ciudades y regiones del país, y ahora, uno de ellos, Salvador Rangel Mendoza, obispo emérito de Chilpancingo, dice que el de la grabación que difundió Latinus sí es Celso Ortega… El lunes se va a enojar otra vez.
Eso sí (y por lo mismo), sabemos que este gobierno mantendrá su estrategia de “seguridad”. Continuará defendiendo lo indefendible… y los indefendibles. Como es Cuauhtémoc Blanco, gobernador al que su propia gente lo abuchea. Insistirá en que haber dejado libre a Ovidio fue lo adecuado. Pedirá perdón si se le sale decir “El Chapo”, para acto seguido corregirlo por “el señor Joaquín Guzmán”. Y continuará necio con que los narcos son “pueblo bueno”, espetándole eso a los ciudadanos de buena fe que pidan protección.
Más de 179 mil homicidios en su sexenio; 595 en la primera semana de febrero. Más de 150 mil desaparecidos (antes de que los desaparecieran de las listas oficiales). Michoacán pagando “derecho de piso”; los conductores de Guerrero también. Los transportistas quejándose de que los roban y asesinan en las carreteras. Y el mandatario hablando bien de los narcotraficantes…
Las elecciones están a la vuelta de la esquina y López Obrador se queja de los hashtags, mientras controla la campaña de Sheinbaum. Y no porque le importe que Claudia gane; de hecho, por él mejor si ella y Xóchitl se destrozan. ¿Qué busca provocar para continuar con la destrucción de México? ¿Será por eso que lo acusan de mafioso y no de tonto?
Giros de la Perinola
1.- Si, según la 4t, el #NarcoPresidenteAMLO3 es realizado por bots, ¿por qué rodean Palacio Nacional con vallas metálicas? ¿O es que los bots marcharán mañana en el Zócalo en pro de la democracia?
2.- Porfirio Muñoz Ledo también habló de que la actual administración federal es un narcoestado. Dejó pruebas. ¿Quién las tiene?