Quienes han tenido diálogos francos con Claudia Sheinbaum recientemente, a partir de que Andrés Manuel López Obrador le entregó el “bastón de mando”, dicen que se percibe la frustración que carga porque el acto simbólico de transmisión de poder que se llevó a cabo el 18 de septiembre pasado no fue tal. “Me dio el bastón, pero no el mando”, reconoce en privado y en confianza la aspirante presidencial. “Es como una varita mágica sin poderes”, agregan algunos de sus cercanos.
A Claudia Sheinbaum le han tocado tiempos difíciles, como era de esperarse para quien aspira a suceder a uno de los presidentes más carismáticos y populares de la historia como López Obrador, pero se han exacerbado al grado de colocarla como una candidata vulnerable.
A Sheinbaum la desgastó el proceso interno de Morena, del cual salió triunfadora en una serie de encuestas que levantaron dudas. Sobre todo se generaron fisuras dentro del movimiento. Durante su campaña para resultar la “corcholata” ganadora se enfrentó directamente con el excanciller Marcelo Ebrard, quien impugnó el proceso y documentó irregularidades, pero también lo hizo en su momento con Ricardo Monreal y Adán Augusto López, los otros dos morenistas que participaron en la contienda.
Y aunque la operación cicatriz se intentó hacer de manera inmediata, el daño estaba hecho. Ebrard tardó meses en tomarse una foto con la virtual candidata, mientras que a Adán Augusto López y a Monreal se les notaba molestos en los eventos posteriores a la definición. El exsecretario de Gobernación se tomó unas largas vacaciones para arreglar temas personales y Monreal se alineó para regresar al Senado y obtener un lugar en la Cámara de Diputados en la siguiente Legislatura.
Todo este proceso adelantado generó un desgaste innecesario para Sheinbaum, quien de por sí es considerada una política subordinada al 100% a su mentor, López Obrador, y sin una verdadera personalidad propia. Más aún, no es una candidata carismática que transmite emociones ni empatía. Todos estos factores la han puesto en una situación vulnerable no solo frente a la oposición, sino ante a los principales integrantes de las corrientes de Morena, quienes tampoco la visualizan como una líder, pese a que probablemente se convertirá en la sucesora de AMLO.
Claudia Sheinbaum ha sido presa del hambre de poder de su jefe político. Dos semanas antes de entregarle el “bastón de mando”, AMLO invitó a sus más cercanos amigos, lo mismo empresarios que gobernadores e integrantes del gabinete presidencial al primer recorrido del Tren Maya.
Ahí, frente a todos, el presidente fue entrevistado por uno de los asistentes. Entre muchas cosas que dijo, se sinceró sobre su futuro y el de la candidata a sucederlo en la Presidencia de la República. “No me voy a meter en nada en las candidaturas del 2024”, les decía con semblante serio. Por eso, agregó, semanas antes llevó a cabo una reunión en la que convocó a su gabinete para que le hicieran saber quiénes lo acompañarían hasta el final de su administración. Según AMLO, el acto simbólico de transferencia del poder del bastón de mando significaba ceder todas las decisiones transexenales.
Tales palabras fueron música para los oídos de Sheinbaum. Por fin podría tomar sus decisiones como enfilar a sus cercanos a la Cámara de Diputados y al Senado, diseñar un plan de gobierno propio y sacudirse las frases pegajosas que usa AMLO casi todos los días. Por fin comenzaría a tomar luz propia y mostrar su verdadera personalidad que, por más gris o poco cautivante, sería suya.
Todo esto se ha ido por el caño de Palacio Nacional. Apenas hace unos días, Sheinbaum recibió las solicitudes de quienes aspiran a un puesto en el Congreso federal, ya sea para repetir en el Senado o en Diputados o simplemente para cabildear su ingreso. La respuesta de la “doctora” siempre fue la misma: “voy a verlo con el Presidente; no te puedo prometer nada, porque él es quien decide y ya tiene muchos lugares comprometidos”.
De nada sirvió a Sheinbaum el “bastón de mando” en la Ciudad de México para elegir a su posible sucesor, Omar García Harfuch; los duros del movimiento la grillaron para que quedara Clara Brugada en su lugar. Tampoco le alcanzó para que los morenistas de la capital cabildearan eficientemente para ratificar a su incondicional, la fiscal Ernestina Godoy, en el cargo, ni para evitar que algunos de los ideólogos que más han hecho daño a su sucesión, como el vocero presidencial Jesús Ramírez, sean premiados y “blindados” con un escaño en el Congreso federal.
Todo esto tiene a Sheinbaum frustrada y molesta.
Posdata 1
En diciembre pasado, el empresario Ricardo Salinas Pliego fue recibido en Palacio Nacional por el presidente López Obrador. La reunión fue para intentar limar las asperezas muy marcadas que surgieron hace varios meses entre el magnate del retail, la banca y la televisión y el gobierno de la 4T, incluido el mandatario.
Entre varios temas, se habló de la “persecución” fiscal contra las empresas de Salinas Pliego; la campaña de redes sociales en su contra, orquestada por el vocero Jesús Ramírez y otros personajes del ala dura y radical de Morena; el recorte prácticamente a cero de la publicidad gubernamental a TV Azteca; la recuperación de una concesión de un campo de golf en Huatulco; la negativa para autorizar una concesión minera en Baja California a una de sus empresas y otros temas ideológicos como el de la educación en México.
El empresario llevaba anotados todos los temas relevantes por los que se sentía agredido, perseguido y “traicionado” por el presidente, a quien respaldó desde sus tiempos como jefe de Gobierno de la capital y hasta su llegada a la Presidencia, con la apertura de sus espacios informativos. Ambos se consideraban amigos.
López Obrador escuchó uno a uno los puntos de Salinas Pliego y en resumidas cuentas le aseguró que no había nada personal contra él y que el mandatario no tenía que ver en las decisiones de sus funcionarios; que simplemente eran políticas de su gobierno, pero que no se preocupara, porque no continuaría lo que el empresario considera una “persecución”.
No pasaron más que unos días para que en redes sociales se desatara una nueva campaña en contra de Banco Azteca, propiedad de Salinas Pliego, que fue una de las instituciones que se utilizaron en la primera parte del gobierno para dispersar el dinero de los programas sociales de la 4T, a solicitud expresa de López Obrador.
Ayer, el presidente negó a Salinas Pliego la ampliación de la concesión para operar el campo de golf Tangolunda hasta 2027 y aseguró que el predio será declarado Área Natural Protegida.
La relación entre ambos volvió al punto en que estaba antes de la reunión de diciembre, aunque se asegura que con Claudia Sheinbaum las cosas pueden cambiar… si se convierte en presidenta.
Posdata 2
Dentro de la escasa información que arrojó la Tercera Entrega de Informes de Auditoría de la Cuenta Pública 2022, se confirma que la Secretaría de Marina, a cargo del almirante Rafael Ojeda Durán, presentó irregularidades en prácticamente todas las revisiones que se hicieron a los proyectos de infraestructura de sus Administraciones del Sistema Portuario Nacional, mejor conocidas como Asiponas.
En sólo seis auditorías que se hicieron a los puertos de Veracruz, Coatzacoalcos, Lázaro Cárdenas, Manzanillo, Mazatlán y Salina Cruz se observaron irregularidades por alrededor de 80 millones de pesos, principalmente por situaciones de pagos en exceso o indebidos. La Asipona Mazatlán fue la mejor librada, mientras que las de Lázaro Cárdenas y Manzanillo son las principales responsables de los desfalcos marcados por la Auditoría Superior de la Federación.
Tomando en cuenta que estas últimas revisiones del equipo de David Colmenares fueron las más complacientes de la historia con los sujetos auditados, habrá que poner mucha atención en los posibles desfalcos que se atrevieron a marcar, pues podrían echar por tierra la premisa de que las Fuerzas Armadas están vacunadas contra la corrupción.
Posdata 3
No pinta bien el panorama para la Universidad Autónoma de Chapingo, específicamente en lo que respecta a la posible adjudicación del contrato para gestionar monederos electrónicos de vales de despensa, el cual estarían otorgando en los próximos días a Monederos Pay Company. Esta empresa, además de carecer de autorización del SAT para fungir como valera, no tiene un domicilio físico y no ofrece garantías de contar con la capacidad financiera adecuada para operar, según inconformidades que se han esgrimido por parte de los competidores.
Otros casos como las valeras Bargonza, Isbit y Fabraca que, una vez que reciben los fondos públicos nadie vuelve a saber de estas, perjudicando a decenas de trabajadores, como ocurrió en los Servicios de Salud de Colima.