Con pruebas o sin ellas la narcoguerra sigue cobrando víctimas a lo largo y ancho del territorio sonorense. La más reciente en Caborca, donde cuatro jornaleros fueron muertos a balazos y siete más resultaron heridos. Horas antes, en Maycoba, cerca de la frontera con Chihuahua, una familia fue emboscada por pistoleros que viajaban a bordo de vehículos artillados con armas de alto calibre: Saldo: tres muertos, entre ellos un niño de dos años de edad.
En ambos ataques cuatro menores fueron acribillados. Perdieron la vida sin saber qué ocurría o por qué hay una narcoguerra de la que la vocera del Gobierno de Sonora pide pruebas ante publicaciones periodísticas que expone los hechos y cuestiona la eficiencia y eficacia de las autoridades.
El Universal publicó recientemente: Mientras La Chapiza se expande a fuego y sangre en Sonora, dejando pueblos abandonados, cientos de desplazados y periodistas amenazados, el gobernador Alfonso Durazo Montaño se ha enfocado en participar de forma activa en los procesos de selección de candidaturas de su partido a nivel nacional en su calidad de presidente del Consejo Nacional de Morena y en viajes de promoción del estado en el extranjero. La fragmentación del Cártel de Sinaloa y la aprehensión de Rafael Caro Quintero han provocado una guerra sangrienta en el desierto de Sonora, con repercusiones en otros municipios.
Con pruebas o sin ellas la violencia sigue cobrando víctimas, unas veces inocentes y otras que caen en enfrentamientos armados. Como pruebas o botones de muestra los hechos aportan veracidad:
Las madres buscadoras descubren 56 cuerpos en 33 narcofosas en la zona rural de Hermosillo. Allí mismo, en la Costa de Hermosillo, se desata un pequeño infierno al intercambiar metralla delincuentes y agentes policiacos, en un intento de rescate de un detenido. Saldo: 12 muertos.
En un antro de la capital de Sonora se registra una balacera que deja tres muertos. Los participantes, hombres pertenecientes a células delictivas.
Y así podríamos seguir recordando estadísticas de sangre, con pruebas o sin ellas.
¿O necesita más pruebas, señorita vocera?
Ante esta situación hay dos escenarios que no se modificarán:
Una, que la violencia y los hechos de sangre continuarán registrándose en Sonora sin necesidad de pedir permiso o pruebas
Y dos, que el gobernador Durazo seguirá siendo requerido para arbitrar o sancionar actos de su partido, Morena, en diferentes lugares del país.
La democracia cuesta… a veces vidas humanas.