No tan rápido. El título de esta columna puede ser engañoso. El presidente Andrés Manuel López Obrador sí acabará con la corrupción al término de su sexenio, pero no por combatirla o por castigar a los responsables, sino porque ordenó desaparecer cualquier rastro de irregularidades en su administración, en complicidad con la Auditoría Superior de la Federación y la Secretaría de la Función Pública.
De acuerdo con funcionarios que tienen conocimiento del plan “Cero observaciones”, hay dos cabezas encargadas: del lado de la ASF está Claudia María Bazúa Witte, Auditora Especial de Cumplimiento Financiero y cercana al auditor David Colmenares, quien a mediados del año pasado fue exhibido por la diputada panista María Elena Pérez Jaen mientras comía con el coordinador morenista Ignacio Mier, en el restaurante Prendes de Polanco. Pérez Jaen los encaró porque aseguró que vio cómo el auditor entregaba documentos en la antesala de la Cuenta Pública 2022, donde el gobierno rinde cuentas sobre el presupuesto asignado.
Del lado de la SFP, el designado es José Luis Chávez Delgado, titular de la Unidad de Control y Mejora de la Gestión Pública y cercano al secretario Roberto Salcedo. Chávez Delgado presume que le reporta directamente al presidente López Obrador.
Ambos personajes, Bazúa Witte y Chávez Delgado, tienen reuniones semanales para tratar de solventar a como dé lugar las observaciones que ha formulado la Auditoría Superior de la Federación en todas las oficinas del gobierno federal. Eso incluye secretarías y dependencias que tienen alerta roja por los escándalos de corrupción como la de Energía, Bienestar, CFE, Pemex y un largo etcétera.
Pero el plan no fue perfecto. Según las fuentes, esta comitiva llegó tarde por cuestión de una semana al caso de Segalmex, el mayor escándalo de corrupción donde desaparecieron 15 mil 300 millones de pesos y que es tres veces más grande que la Estafa Maestra de la administración de Enrique Peña Nieto. En otras palabras: si hubieran llegado siete días antes no existiría el escándalo, reconocido por el propio López Obrador y quien lo calificó como doloroso.
El plan también es arriesgado, porque en ese “solventar a como dé lugar” las observaciones se dejó abierta la puerta a todo tipo de prácticas, incluso inventar documentación. De ese tamaño el atrevimiento.
El programa de “Cero observaciones” mañosamente solo abarca la gestión de López Obrador. De 2018 para atrás, la indicación es que la ASF reporte las irregularidades directamente a la SFP y/o a la Fiscalía General de la República. Esto ataría de manos a todos los funcionarios del gobierno de Peña Nieto denunciados que ya no tienen acceso a la documentación en caso de querer defenderse.
¿Pues que no están tan seguros de sus encuestas con 70 por ciento de preferencias?
Stent:
En la alianza opositora están preocupados porque nadie se dio cuenta a tiempo de los negocios en los que anda metido el exesposo de la candidata a la alcaldía Cuauhtémoc.