El presidente Andrés Manuel López Obrador declaró que no considera que existan “cosas graves” en el panorama de seguridad nacional que ameriten una reunión con su gabinete de seguridad. Esta afirmación se produce a pesar de los recientes asesinatos de Miguel Ángel Reyes (Morena) y Armando Pérez Luna (PAN), precandidatos a la alcaldía de Maravatío, Michoacán, y del ataque armado al aspirante de Morena en San Fernando, Chiapas, Gabriel Orantes.
Tras su conferencia en la Estación Palenque del Tren Maya, el mandatario justificó la ausencia de reuniones de gabinete de seguridad, atribuyéndolo a su agenda apretada y a la ausencia de situaciones críticas. “No hay, afortunadamente, cosas graves”, afirmó López Obrador, minimizando así la gravedad de los recientes incidentes de violencia.
En su conferencia mañanera, el presidente sugirió que la percepción de violencia en el país es inflada por “campañas mediáticas”, poniendo como ejemplo la situación en Chiapas. A pesar de reconocer la presencia de bandas criminales en el estado, comparó la situación con la de Guanajuato, gobernado por el PAN, afirmando que este último enfrenta mayores retos en materia de seguridad.
El presidente defendió su estrategia de seguridad, destacando la participación del Ejército y señalando una supuesta reducción en los índices de homicidios, robos y secuestros. Sin embargo, sus declaraciones contrastan con la preocupación expresada por distintos sectores de la sociedad respecto a la seguridad en el país.
Esta postura del presidente ha generado críticas, especialmente considerando que suele reunirse con su gabinete de seguridad durante sus giras para revisar la situación de seguridad en los estados visitados. La falta de una reunión en dos días consecutivos y la aparente subestimación de los recientes eventos violentos han levantado cuestionamientos sobre la efectividad y el enfoque de la actual administración en la lucha contra la inseguridad.