Con la misma vara que midas serás medido, reza una conocida frase que se aplica hasta en política. El presidente López Obrador tiene su propia vara para medir a sus adversarios, entre los que figura Genaro García Luna. Ahora toca al medidor ser medido. Obviamente la intención no es el de meter a prisión al presidente mexicano. No, pero sí descarrilar su sucesión y acalambrar a varios de sus colaboradores y aliados que sí estarían en riesgo de ser huéspedes de cárceles mexicanas y gabachas.
Viene a cuento lo anterior por la investigación del influyente periódico estadounidense The New York Times, ya publicada y con una adelantada promoción del propio AMLO en su célebre mañanera. Claro, con sus respectivos insultos al rotativo, que simplemente contestó:
Publica el rotativo: Funcionarios de la ley estadounidenses investigaron durante años afirmaciones de que aliados del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se habían reunido con cárteles del narcotráfico y recibido millones de dólares luego de que asumió el cargo, según consta en registros de EE. UU. y de acuerdo con tres personas con conocimiento del tema.
La indagatoria, de la que hasta ahora no se había informado, descubrió información que señalaba posibles vínculos entre operadores poderosos de los cárteles y funcionarios y asesores mexicanos cercanos a López Obrador cuando ya gobernaba el país.
Pero Estados Unidos nunca abrió una investigación formal a López Obrador y los funcionarios que estaban haciendo la indagatoria. Al final la archivaron. Concluyeron que había poca disposición en el gobierno estadounidense para rastrear acusaciones que pudieran implicar al líder de uno de los principales aliados del país, dijeron las tres personas con conocimiento del caso, quienes no tenían autorización de ofrecer declaraciones públicamente.
Bueno, como escribíamos líneas arriba la intención no es abrir un juicio al presidente, técnicamente difícil y complejo, pero sí a sus aliados y con ello afectar el curso de unas elecciones que pensaban ganada antes de iniciar hostilidades.
AMLO está cosechando lo que sembró desde el inicio de su gobierno, al afectar intereses de gente poderosa. Dos trabajos periodísticos lo han sacado de quicio y hecho trastabillar. Ambos del NYT.
¿Acaso el hombre más rico de México no es accionista minoritario del NYT?
Bueno, hay otros millonarios mexicanos embroncados con el presidente. Todos ellos muy conocidos, con bastante poder económico, político y mediático.
¿De dónde viene el golpe?
De un lado o de todos.
Y lo que viene.
Seguramente los golpes se intensificarán conforme se acerque la jornada electoral.
Las candidatas presidenciales, obviamente, harán ajustes a sus campañas.
Claudia, a querer y no, se verá obligada a desmarcarse de su protector, algo que es clásico en las sucesiones pero que no esperan en la edición 2024. Ya se verá si se atreve a dar ese trascendental paso.
Xóchitl, por su parte, tendrá que ser más agresiva y con talento para capitalizar la difícil circunstancia de AMLO y todo su movimiento.
El saldo, por lo pronto, es favorable para los opositores.
Pero el juego apenas inicia.
Y es juego nuevo.
Ya veremos qué equipo tiene más talento.
Claro, hay que estar atento sobre lo que pasa en el terreno electoral de ambos países. Aquí AMLO aún está al frente de su propia sucesión. Allá mister Biden hace lo propio, aunque físicamente más desmejorado que su contraparte mexicana.
Estados Unidos es un poderoso adversario. Aquí lo escribimos varias veces desde hace tiempo. No se puede retar a un rival de ese tamaño. Menos presionarlo con flujos migratorios.
Siembra vientos y cosecharás tempestades.