Todo empezó con una masiva compra de terrenos. Mark Zuckerberg, omnipotente presidente de Meta, antes Facebook; el quinto hombre más rico del mundo según Forbes, con una fortuna estimada en 115.000 millones de euros, adquirió en 2014 tierras en la isla hawaiana de Kauai por valor de 156 millones de euros. Era el primer paso para construirse allí una residencia. O eso se pensó.
Desde casi el principio el proyecto fue polémico. En gran parte por lo que tiene de disrruptor de la vida diaria de una isla pequeña, con tanta naturaleza que la llaman “la isla jardín”. Un paraíso en el que se han rodado Parque jurásico o Piratas del Caribe. Un lugar con 73.000 habitantes que no hace tanto tiempo que vive del turismo. Cuentan que hasta 1973 solo había un semáforo en toda la isla. Que sus habitantes, una mezcla de nativos hawaianos con migrantes asiáticos y puertorriqueños, descendientes de los que llegaron para trabajar en las plantaciones de caña de azúcar, se conocen todos. Los cientos de trabajadores contratados para el faraónico proyecto de Zuckerberg están sometidos a un estricto acuerdo de confidencialidad y eso, en una comunidad tan unida, solo puede dar lugar a rumores y desconfianza.
Pero ya antes de que empezara la construcción la oposición se globalizó. Una petición en Change.org que pedía frenar el “colonialismo” del CEO de Facebook en Hawái reunió un millón de firmas. “Está demandando a nativos hawaianos en Kauai para poder construirse una mansión con sus tierras. Ellos han crecido ahí. Han formado sus familias ahí. (…) ¿Para qué se está haciendo una mansión? ¿Para vivir en Kauai dos meses al año? Es inhumano. Es enfermizo”, se leía en la petición. En aquel momento Zuckerberg estaba intentando hacerse con las parcelas que se le resistían, presionando para limitar el derecho de paso por sus recién adquiridas tierras y vallaba sus propiedades para que nadie pudiera saber qué ocurría dentro. A Zuckerberg los habitantes de la zona le sobraban y eso sentó muy mal a los locales.
Wired, la revista de nuevas tecnologías más popular del mundo, ha conseguido acceder a los planos del recinto. Solo a los que aparecen en documentos públicos, porque el proyecto se lleva en secreto. Y parece que la idea de Zuckerberg va mucho más allá de hacerse un chalecito con jardín para pasar el verano. Según la publicación se ha hecho con un inmenso terreno de 500 hectáreas. Para hacernos una idea es más o menos 65 veces la superficie que ocupa el Palacio de Buckingham o el de Versalles. “Los detallados documentos de planificación obtenidos por Wired mediante una serie de solicitudes de registros públicos revelan los preparativos para un opulento tecno-Xanadu, con un refugio subterráneo y lo que parece ser una puerta a prueba de explosiones”, se lee en el artículo.
El complejo, afirma Wired, cuenta con más de una docena de edificios. El núcleo central lo componen dos mansiones, no se sabe de cuantas alturas, con al menos 30 habitaciones y 30 baños, ascensores, oficinas, salas para conferencias y una cocina industrial. Un tercer edificio al lado de las mansiones incluye gimnasio, sauna, jacuzzi, spa, piscina y cancha de tenis. En un bosque cercano se construirán 11 casas en los árboles con forma de disco, unidas por un entramado de puentes de cuerda. Por toda la propiedad aparecen más bloques: desde casas para invitados hasta edificios administrativos y de servicio. El proyecto está lo bastante avanzado como para que Zuckerberg haya celebrado ya dos eventos corporativos en el complejo, que se prevé que sea autosuficiente: cuenta con un enorme deposito de agua y terrenos dedicados al cultivo y la ganadería.
Sin embargo lo que más ha llamado la atención es la parte subterránea. “Los planos muestran que las dos mansiones centrales estarán unidas por un túnel que se bifurca en un refugio subterráneo de casi 500 metros cuadrados, que cuenta con un espacio habitable, una sala de máquinas y una compuerta de escape a la que se accede por una escalera”, publica Wired. “La puerta del refugio subterráneo se construirá de metal y se rellenará con hormigón, un estilo habitual en búnkeres y refugios antiaéreos”, remata. El precio total de la obra es difícil de calcular, pero Wired la estima en un mínimo de 92 millones de euros, a los que hay que sumar los 156 que ha costado el terreno. Eso la convierte en la obra civil más grande que jamás se ha hecho en la isla. Pero, al parecer, no ha necesitado ningún tipo de evaluación pública.
¿Y qué dice Zuckerberg de todo esto? Poco después de la publicación del artículo, subió un vídeo de unos segundos a Instagram en el que parece reírse de la información. Se llama “mientras tanto, en el búnker…” y se ve a su mujer, Priscila Chan accediendo descalza a una especie de cine subterráneo en el que está jugando a un videojuego con dos amigos, aparentemente escondidos. Priscila le riñe: ”¿Otra vez aquí?”. “Un minuto, ya subimos”, le responde Zuckerberg. A nivel oficial, la portavoz de Meta envió a Wired un comunicado en el que afirmaba: “Mark y Priscilla valoran el tiempo que su familia pasa en el Koolau Ranch y en la comunidad local, y se comprometen a preservar su belleza natural. Bajo su cuidado, menos del 1% del terreno total está urbanizado, y la inmensa mayoría se dedica a la agricultura, la ganadería, la conservación, los espacios abiertos y la vida silvestre”.
Además, ante las críticas y, sobre todo, las demandas, Zuckerberg ha optado por convertirse en el mayor benefactor de la isla, donando 19 millones de euros a organizaciones benéficas; cuatro millones a un proyecto municipal de fomento del empleo; tres para ayuda durante la pandemia o tres millones y medio para comprar Alakoko fishpond, un estanque construido hace mil años. La gestión del estanque, cuenta Wired, la realiza Malama Huleia, una ONG que tiene vínculos con el gobierno local. Algo que ha levantado suspicacias: “Es parte de un plan estratégico para poner a todos los peces gordos de su parte”, declaró a Wired, Billy DeCosta, miembro del Consejo del Condado de Kauai.
La estrategia ha funcionado. Vista la generosidad de Zuckerberg y su esposa les llueven las peticiones: ¿que solo hay un cine en la isla? Se le pide a Zuckerberg que abra otro. El millonario está inundando de dólares Kauai, las propiedades aumentan de valor, y el mismo DeCosta que insinuaba que el dueño de Meta compraba voluntades parece ver el lado bueno al elefantiásico proyecto: “¿Qué es mejor, un Zuckerberg que posea 400 hectáreas o 100 millonarios que tengan 40 cada uno?”, se pregunta en la revista. Quizás la auténtica pregunta sea: ¿Cómo es posible que en una isla paradisíaca de 73.000 habitantes haga falta tanto dinero para beneficencia?