Encuestas. La gran mayoría de ellas señala que los precandidatos únicos de Morena superan a los de la oposición. Haciendo a un lado las que están compradas y/o cuchareadas, la pregunta que muchos se hacen (ciudadanos pro y anti régimen por igual) es ¿por qué?
Por qué la 4t arrasaría inclusive en estados y/o municipios donde ya se le tiene/se le conoce como gobierno y la gestión no ha sido particularmente buena…
Veamos un ejemplo: la última encuesta realizada por MetricsMx para el estado de Puebla y cuyos resultados fueron dados a conocer ayer en este diario digital. Si los comicios fuesen hoy, Alejandro Armenta, precandidato de Morena para la gubernatura, obtendría un 61% de las preferencias y superaría a su contrincante, Eduardo Rivera Pérez, de ‘Mejor rumbo para Puebla’, en casi 40 puntos porcentuales.
¿Qué lo explica? Muy sencillo: donde hay dinero, hay control; y donde hay control, hay votos.
Entonces, lo que a mí me sorprende no es la respuesta, sino que se hagan la pregunta. En otras palabras, si se entendía ‘el fenómeno’ antes mencionado y se tenía bien estudiado con el PRI en sus años dorados, ¿por qué la resistencia a ver que sucede exactamente lo mismo en estos momentos con Morena? La pregunta sorprende todavía más cuando proviene de “connotados” morenistas que antes fueron… sí, ¡priistas! Carretadas de dinero durante muchos años con un Revolucionario Institucional gobernando NADA bien (tirándole a pésimo).
Ahora bien, esto dura mientras alcanza el dinero. Es decir, hasta que comienza a suceder —y siempre en localidades antes que a nivel federal— una de dos cosas (o las dos): 1.- escasee o se acabe el dinero que puede repartir el gobierno; 2.- haya afectaciones en condiciones, principios, derechos y libertades que no sean tolerables por un grupo importante de los votantes de determinado estado o municipio.
Así es como, a mediados de los 90, empezó a cobrar fuerza una oposición —que antes no había gobernado— y comenzó a obtener triunfos en localidades que ya no soportaban ni el abuso del PRI ni que este no repartiera suficiente dinero que compensará dicho abuso.
En otras palabras: el mal gobierno no lleva de inmediato a pérdidas electorales, a menos que no haya dinero. Y me temo que la 4t y Morena (indistintamente) están lejos de llegar a esos umbrales: siguen teniendo mucho dinero y, no, aún no “hartan” a la gente, ni siquiera a la que gobiernan.
Van un par de ejemplos:
Ante el ausente gobierno de Cuauhtémoc Blanco (al que supuestamente los morelenses a él en lo particular ya no le quieren), los electores volverían a votar… 4t.
En Veracruz, ¿el abucheo que acaban de propinarle a Cuitláhuac marca un punto de quiebre? Lo dudo.
Luego, no habían pasado ni 24 horas de esto cuando a dos periodistas del portal “Presente Veracruz” los privaron de su libertad. ¿Quiénes? Elementos de las policías estatal y de naval…
¿Cuitláhuac y Cuauhtémoc quieren cansar a su gente? Así parece, pero ello no ocurrirá pronto.
Y aquí un segundo elemento que explica el aparente acertijo: entre más dinero y más compra del voto (siempre y cuando la gestión gubernamental se mantenga al menos en un mínimo tolerable, ya dije) menor involucramiento cívico y menor fortalecimiento del capital social/robustez de la sociedad. Y esto trae por consecuencia —aquí y en cualquier lado del mundo— menos interés por alterar el statu quo. En otras palabras, la compra del voto también vuelve al ciudadano ‘más flojo’ desde el punto de vista de su compromiso con el fortalecimiento de la democracia.
Si a ello añadimos la falta de autocrática —poco democrática— del mexicano promedio, podemos concluir que habrá Morena para rato (y altos números en las encuestas).
No es ciencia oculta, a mayor compra del voto, menor participación cívica. Ojalá que los indecisos y los abstencionistas muestren que pueden “voltear” encuestas (o fortalecerlas), saliendo a votar. Mas mismo eso no será suficiente. Lo realmente definitorio en México es cuando el hartazgo fuerce a la ciudadanía a recurrir a mecanismos de participación democrática que de otra manera menospreciarían.
Ojalá la próxima vez que requieran recurrir a ellos, estos todavía existan.