Si no fuera un tema tan serio, se prestaría a ser un chiste para el repertorio de algún mediocre comediante.
La recién estrenada ministra de la SCJN, Lenia Batres, en su primera alocución en el pleno del máximo tribunal, se aventó una serie de disparates que ameritan regrese de inmediato a las aulas. Y a no las de alguna universidad patito, sino a una de excelencia. De paso también a la primaria, donde se enseña la diferencia entre sinónimos y antónimos.
A ver si así deja de insistir en sus barrabasadas y a confundir el agua con el atole. ¿De paso podría también hacer a un lado su soberbia?
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Derecho constitucional I
La ministra afirmó que la Constitución ha estado subordinada a la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Falso. Si eso fuese cierto, ella no sería ministra. Esto es, no formaría parte de la SCJN luego de haber seguido el proceso que está establecido en nuestra Carta Magna. Recordemos que el Senado de la República no aprobó en dos ocasiones la terna enviada por el presidente de la Nación. Entonces, ACATANDO la Constitución (lo que demuestra la falsedad de lo afirmado por Lenia), el titular del Ejecutivo la designó y todos los ministros de la SCJN le dieron la bienvenida.
Derecho Constitucional II
Batres dijo: “el máximo tribunal de México ejerce poderes que le están expresamente vedados en la ley, tales como el otorgamiento de suspensiones en casos de acciones de inconstitucionalidad”. Insisto, es menester que la señora les lea con detenimiento la Ley Reglamentaria de las fracciones I y II del artículo 105 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Ahí, en el Título III “De las acciones de inconstitucionalidad”, Capítulo I disposiciones generales, artículo 59, dice: “en las acciones de inconstitucionalidad se aplicarán en todo aquello que no se encuentre previsto en este título, en lo conducente, las disposiciones contenidas en el título II”.
Quizá a la ministra no le queda claro que “en lo conducente” es sinónimo de: “propio, adecuado, conveniente”, por lo cual, aplican las suspensiones que se explican en los artículos 14 al 18 de dicha ley (Ley Reglamentaria de las Fracciones I y II del Artículo 105 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos –ordenjuridico.gob.mx–).
La neta, la neta (como diría mi hija) es que, además de ignorancia, Batres se hace de este discurso para poner en entredicho las resoluciones de los constitucionalistas y sembrar la incertidumbre en la gente.
Comprensión lectora
Criticó que “los ministros de la SCJN reciben un salario mayor que el del presidente de la República”. Y si bien de acuerdo al Art. 127 Constitucional se establece que nadie en la administración pública puede ganar más que el presidente de la República (III fracción), en la fracción I se enumera todo lo que se considera remuneración y/o percepción. Queda claro, entonces, que ningún ministro gana lo que gana el presidente. ¿Podrá entender Lenia que la suma de todo (incluyendo lo que nos cuesta a los contribuyentes el que el Ejecutivo federal viva en Palacio Nacional) es más, mucho más, que cualquier sueldo de cualquier miembro del Poder Judicial?
Ética
La funcionaria no debería de decir mentiras, como que los ministros ganan más que el presidente. Pronunciarlas es poco ético. Pero si así se lo dicta su muy particular noción de ética, y si no está de acuerdo con la percepción que recibirá como ministra, puede solicitar que se le disminuya. Tan tan.
Gramática y redacción
Que no confunda haber sido elegida por el presidente de la República (ya dije, conforme lo señala la Constitución), con ser la representante del pueblo. Por cierto, AMLO tampoco es sinónimo de ‘pueblo’.
¿’Ministra del pueblo’? ¡Por favor!
Decir vulgaridades en su hogar no la hace más pueblo que vestir prendas de Burberry menos corriente.
¡Civismo!
Separación de poderes. La ministra Lenia Batres no está ahí gracias a los pobres, al pueblo, a los ricos, ni tampoco al presidente. Está donde está porque la Constitución es clara en la conformación de la SCJN. No hay más.
De igual manera; no está allí para apoyar a unos o a otros. Está para ceñirse a la Constitución y hacerla valer. Esto incluye recordar que la separación de poderes significa, entre otras cosas, no acatar las órdenes dictadas por el Ejecutivo.
0-0-0
Todo lo anterior debiera ser obvio. Como obvio tendría que ser a estas alturas para todos los mexicanos que Lenia llegó a dinamitar desde dentro al Poder Judicial. A desarticular a la SCJN sembrando grillas partidistas e ideológicas.
Giro de la Perinola
Desde que asumió las funciones de jefe de gobierno de la CDMX, Martí Batres aumentó el número de trabajadores a su cargo en un 84%. “En 2023, se tenían aprobadas 306, pero para 2024, este número creció a 564 plazas.”
¿Qué diría Lenia de Martí? ¿El mismo discurso con fines destructivos y de propaganda cuatroteísta que lanza en el seno del tribunal supremo? Obvio no.