Junto con Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, Rafael Quintero es quizá de los personajes con mayor reconocimiento y popularidad en el ámbito del narcotráfico en México.
Con una trayectoria criminal de más de 40 años, este capo ha sido una figura de gran relevancia dentro de organizaciones criminales como el extinto Cártel de Guadalajara, el Cártel de Sinaloa y el Cártel de Caborca —nutrido actualmente por sus familiares y remanentes de los Beltrán Leyva—.
Aunque desde su nacimiento estuvo expuesto al mundo del cultivo y venta de drogas, antes de incursionar en la industria ilícita tuvo otro trabajo, según exponen reportes de Proceso recuperados por el investigador Juan Carlos Ramírez Pimienta en su libro Cantar a los narcos.
La citada obra detalla que Rafael Caro Quintero nació el 24 de octubre de 1954 en el rancho de La Noria, Sinaloa, ubicado a más de dos horas de Culiacán.
Rafael Caro Quintero nació en el rancho La Noria de Sinaloa.
Rafael es el mayor de los varones en una familia de 12 hijos, cuyo padre murió cuando el eventual líder criminal tenía 14 años.
Al cumplir la mayoría de edad, Rafael abandonó su poblado natal y viajó a la capital en busca de alguna ocupación que le permitiera generar ganancias. Fue ahí que, de acuerdo con Ramírez Pimienta, consiguió trabajo como chofer de un camión que transportaba pastura para alimentar cabezas de ganado.
Pese a que se desconoce el tiempo exacto que se dedicó a conducir vehículos para la industria ganadera, se tienen registros de que en 1976, cuando tenía 22 años, optó por una opción más rentable.
Empezó a cultivar marihuana bajo el cobijo de su tía Manuela Caro, quien para ese entonces era una reconocida traficante de la región. Durante un par de años, los plantíos de cannabis no le dieron los ingresos que él esperaba, pero todo cambió cuando Ernesto Fonseca Carrillo asumió el mando de los negocios tras la muerte de Manuela en la penitenciaría de Culiacán.
Bajo el mando de Ernesto Fonseca Carrillo, Rafael Caro Quintero logró ascender en el ámbito del narcotráfico.
Para la década de 1980, Caro Quintero ya formaba parte del catálogo de narcos que tuvo que mudarse a Guadalajara, Jalisco, debido a las presiones del gobierno como parte de la Operación Cóndor.
En tierras tapatías, Rafael se convirtió en dueño y accionista de múltiples empresas, desde concesionarias de autos hasta hoteles.
Vivió rodeado de lujos hasta que fue detenido como parte de las investigaciones por el asesinato de Enrique ‘Kiki’ Camarena, suceso que marcó el declive del Cártel de Guadalajara.
Aunque no existe un reporte público oficial, se estima que al momento de ser capturado en Costa Rica en 1985, Caro Quintero contaba con una fortuna superior a los 500 millones de dólares.