Ayer lunes en Palacio Nacional recordaban cuando Luis Donaldo Colosio conversó largamente con Julio Scherer en 2021 para ser candidato por Morena. El diálogo avanzó en diversos frentes, pero cuando el actual alcalde de Monterrey puso sobre la mesa su vínculo con el ex presidente Carlos Salinas de Gortari, la plática tuvo un final anticipado.
Tiempo más tarde, cuando ya era candidato por MC y tenía problemas para conseguir los documentos que validaran la candidatura, el expresidente debió intervenir con figuras del PRI regiomontano para que le despejaran el trámite a Colosio.
Ya como alcalde, Colosio conversó en diversas ocasiones con Salinas de Gortari la posibilidad de ser candidato presidencial este año, chance que no avanzó por un mantra que han escuchado quienes acceden al expresidente ya sea en Madrid o en Londres: el año para estar listo es el 2030 ya que este 2024 todavía le toca a Morena.
Colosio no se muestra y menos lo dice pero tiene una relación muy estrecha con Salinas de Gortari y que va de los grandes temas a cuestiones mínimas de su vida política.
De ahí que en el entorno presidencial entiendan lo dicho por el alcalde sobre un indulto a Mario Aburto como una estrategia de cobertura para con el exmandatario. Un modo de bajarle el precio a las intenciones del fiscal Alejandro Gertz Manero que ayer lunes, a treinta años del magnicidio que cambió México, comenzó a hablar de un segundo tirador.
Gertz ha preparado, por instrucción de Andrés Manuel López Obrador, un despliegue judicial que tiene apuntado a Salinas por supuestas torturas sobre Aburto. De ahí que en los últimos meses el presidente no ha mencionado al histórico priista y se ha concentrado más en Felipe Calderón o Ernesto Zedillo, cuando toca narrar los males de la era neoliberal.
El fiscal general está tan motivado en este tramite que sería uno de los motivos por los que no quiere saber nada de irse cuando asuma la próxima presidente.