El regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos es cada vez más latente; la declinación de su principal competidor por la candidatura de los republicanos, Ron DeSantis, aplanó el camino para el retorno del estridente empresario y político a la Casa Blanca, con todo y lo que esto representa para México y los asuntos bilaterales, como la migración, el combate al narcotráfico y otra vez el TMEC.
En 2016, la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos marcó el regreso al equipo del presidente Enrique Peña Nieto, de su llamado “hombre fuerte”, Luis Videgaray; ocho años después, un escenario que apunta hacia una nueva victoria electoral del empresario norteamericano es la razón por la que regresa al grupo en el poder Marcelo Ebrard, quien en caso de retener Morena la presidencia de la República, será el personaje indicado para enfrentar, desde el gabinete presidencial o desde la Cámara de Senadores, el enfoque discriminatorio de las políticas migratorias y una próxima renegociación del acuerdo comercial trilateral.
Como en los tiempos de Videgaray, que llegó a la Secretaría de Relaciones Exteriores principalmente para analizar y diseñar las bases de lo que sería un acuerdo comercial sustituto del TLCAN, posteriormente oficializado como el T-MEC, Ebrard tiene en la mira la primera revisión del mismo tratado, programada para el 2026, el segundo del año del próximo gobierno.
Muy pocos tienen en la mira este evento por la crispación política de un año electoral, pero el resultado de estas negociaciones marcará en gran medida el desempeño económico del país durante el próximo sexenio, el cual de por sí ya se augura comprometido ante la carga presupuestal que representan los constitucionales programas del Bienestar.
Ebrard considera que el cambio político que se avecina en Estados Unidos es el principal riesgo que enfrenta México en el corto y mediano plazo. Las probabilidades de que gane Trump cada vez son más altas. Tras la declinación que hizo en los últimos días el gobernador de Florida, Ron DeSantis, ya solo enfrenta la competencia por la candidatura republicana de la exgobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley. La contienda por la Presidencia se augura como una revancha contra el actual mandatario de los Estados Unidos, Joe Biden, a quien los votantes de aquel país ven mucho más debilitado, política y físicamente, que cuatro años atrás.
Es claro que de volver Donald Trump a la Presidencia, los perfiles que se impondrá en el gobierno serán mucho más radicales que los que lo acompañaron antes en su gabinete. También serán más rudos que el negociador Robert Lighthizer y el exsecretario de Estado, Mike Pompeo.
A Claudia Sheinbaum ya le han puesto al tanto del alto riesgo, por lo que estima que la experiencia de su otrora contrincante por la candidatura presidencial puede ser determinante para conformar un frente para negociar, contener e impulsar políticas de cara a esta realidad, ya sea como un flamante secretario de Estado o como un líder en la cámara senatorial, misma que constitucionalmente tiene el mandato de involucrarse en estos asuntos.
Por todo esto es que Marcelo Ebrard tuvo una presencia destacada en el evento de cierre de precampaña de Claudia Sheinbaum. Ese mismo día, la candidata llamó al excanciller para recordarle del evento y confirmar su asistencia.
Quienes fueron testigos de la llamada dicen que el tono de ésta fue muy cordial. No fue la primera ni la última vez que Ebrard ha tenido contacto con la candidata, a quien le expuso su lectura y preocupación sobre lo que se viene con Trump.
Al parecer, las rencillas por lo ocurrido durante el proceso de selección interna están superadas. Para Ebrard fue suficiente con que Morena haya reconocido que hubo irregularidades en la contienda, sobre todo en un escenario en el que se posa una amenaza seria sobre el país, y en el que se sabe necesario para Claudia Sheinbaum e incluso para Xóchitl Gálvez, si llegara a ganar la Presidencia.
En entregas pasadas se publicó en este espacio sobre la empresa Jaguar Ingenieros Constructores, de Moisés Zecua Muñoz, ligada a los gobiernos priistas del Estado de México y del sexenio de Enrique Peña Nieto, quienes participaron en el proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAIM), mejor conocido como el aeropuerto de Texcoco.
Resulta que a pesar de estar registrados en las plataformas de transparencia como proveedores del actual gobierno morenista de la Ciudad de México, en el proyecto del Tren Interurbano (México-Toluca), y más aún relacionada con el accidente reciente en el que se desplomó una dovela de concreto, la empresa lo rechaza.
Sobre todo asegura no estar inhabilitada, cosa que nunca se dijo en este espacio. Lo que sí se publicó es que los trabajos correspondientes a la colocación de la estructura en el tramo elevado, incluyendo las dovelas, fueron adjudicados a Jaguar Ingenieros Constructores SA de CV, de acuerdo con los contratos DGOT-AD-F-1-021-2022 y DGOT-AD-F-1-007-2023, por un monto acumulado de casi 500 millones de pesos.
En el texto no se puntualiza que la compañía Jaguar Ingenieros Constructores estaba inhabilitada al momento de su contratación, en los años 2022 y 2023, pero sí se especificó que fue inhabilitada durante 15 meses en el 2019, como se puede verificar en la edición del 16 de mayo de 2019 del Diario Oficial de la Federación, por falsear documentos del Infonavit para obtener contratos en la construcción del Edificio Terminal del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.