En la última semana del 2023 Andrés Manuel López Obrador definió la expropiación de una firma francesa proveedora de Pemex en la refinería de Tula. Desde el Gobierno alegaron cuestiones de soberanía energética y en la previa no se realizó anuncio alguno. El movimiento coincidió con la prensa económica dedicada al gran año de la Bolsa Mexicana de Valores.
En el empresariado, sin embargo, es casi imposible separar esa determinación del litigio que lleva la 4T con la firma Calica, que explota un banco de materiales en Quintana Roo. En la opinión de ciertos banqueros, la BMV podría haber crecido aún más en 2023 si Morena no avanzaba unilateralmente contra determinadas concesiones, como fue el caso de las vías de Grupo México.
El presidente insiste en que el Gobierno tomará posesión de los terrenos de Calica “con o sin acuerdo” con la finalidad de declarar dicha área como protegida por cuestiones ambientales.
Calica, propiedad de la estadounidense Vulcan Materials, ha contado con el apoyo de entornistas del presidente que le recomiendan enfáticamente un acuerdo amistoso para evitar daños colaterales en el marco del T-MEC. Uno de los más entusiastas es el magnate regiomontano Alfonso Romo. De hecho, hay quienes en Palacio Nacional vincularon la salida de Tatiana Clouthier de la Secretaría de Economía, en octubre del 2022, con este affaire que se desarrolla en Caribe.
En privado Romo suele señalar incluso que es llamativa la pulsión ambientalista del presidente en este tema mientras que la misma nunca se manifestó en la construcción del Tren Maya, en esa misma geografía.
Pero, como es de esperarse, los mejores amigos de Vulcan están en Washington DC. Concretamente en ese matrimonio que conforman el jefe de la bancada de senadores republicanos Mitch McConnell y su esposa Elaine Chao, ex integrante del gabinete de Donald Trump.
Chao es cercana a los principales accionistas de Vulcan, fue directora de esa empresa y cuando era secretaria de Transporte en la administración Trump tuvo que dar explicaciones por la incompatibilidad que implicaba ser funcionaria y a la vez tener acciones de Vulcan.
McConnell, por su parte, guarda un calculado silencio pero la senadora republicana por Alabama Katie Britt lanzó una dura crítica a López Obrador en marzo por su conflicto con Vulcan. Britt es quien opera una defensa de alto perfil de esta compañía al interior del Capitolio, donde busca voluntades para lograr una represalia contundente contra México si finalmente se avanza hacia una expropiación.
El pasado mes de junio McConnell la sumó a su entorno de consejeros inmediatos en la bancada republicana de la Cámara Alta, donde aparecen otros actores rutilantes como el senador John Cornyn de Texas o la senadora Deb Fisher de Nebraska.
McConnel encabeza además una corriente al interior del partido republicano es contraria a Donald Trump y, por eso mismo, un socio potencial para la administración de Joe Biden en temas sensibles que requieren aval del Capitolio. Por ejemplo, McConnel apoya la guerra en Europa y está a favor de enviar remesas a Ucrania.
Detalles que anticipan lo evidente: si López Obrador nacionaliza las instalaciones de Calica en la riviera maya habrá un eco ineludible en Washington y la 4T se confrontaría con un jugador clave en la política del país vecino.