No habían pasado ni 24 horas de la inauguración cuando una falla técnica ocasionó un retraso de cuatro horas al primer recorrido del Tren Maya. La explicación de los trabajadores fue… “nadie es perfecto”.
Poco importa que las obras del gobierno no estén terminadas, que no sean ecológicas, que no sean de avanzada, que cuesten cinco veces lo presupuestado. Que ambientalistas y la ONU señalen serios problemas de planeación e impactos ambientales de proporciones épicas.
Todo se ha valido con tal de tener un tren de tres vagones (más locomotora) que no sobrepasa los 160 km. por hora (su velocidad estándar será de 120 km. contra la velocidad promedio de más de 250 km. por hora que alcanzan los Trenes de Alta Velocidad). No, así no llegará nunca a la luna… si bien en diversos puntos donde pasará el tren el terreno ya quedó como absoluto yermo, igualito al selenita satélite.
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La construcción del tren se llevó entre sus… vías una buena parte de la selva maya, de los cenotes, del hábitat de los animales, de la flora. Su edificación violó todas las leyes ambientales habidas y por haber. Y cualquier precepto de honestidad… Contratos ocultos, asignaciones directas, sobreprecios. Mas de medio billón de pesos el costo. Y hay más: en el presupuesto de la Federación hay una partida asignada a terminar lo que ya se inauguró. Todo en la opacidad. La opacidad en todo su esplendor. Por cierto, ¿dónde fueron a dar los árboles talados? Maderas nobles que equivalen a millones y millones y millones de dólares en el mercado. Nadie sabe su destino.
Como tampoco se sabe el porqué de los pilotes de acero con el que construyeron el tren y que quedaron inmersos directamente en el acuífero y mantos freáticos por donde pasa. Pilotes que carecen de capas de protección y que han empezado a corroerse, y con ello a contaminar el agua de toda la región. Criminal.
Pero la inauguración se quería hacer a fuerza. Y ayer ocurrió. Inaugurado sin estar terminado; un mísero recorrido que tarda más de cuatro horas en hacerse. Como en las aldeas de Potemkin, después de la inauguración del día viernes, se desmantelaron los hechizos locales, tiendas y acabados de la estación de donde salió en recorrido inaugural.
Una obra inconclusa se presume como logro de gobierno. La realidad: la estación Cancún arrancó operaciones en obra negra.
Viajar en él será más caro de lo previsto, si bien nada que ver con los costos de su construcción la cual aún no termina.
El Tren Maya no va ni a la mitad de su edificación y lleva gastado más de cuatro veces lo que se calculó en un principio.
Campeche, Yucatán, Chiapas, Tabasco y Quintana Roo los une ahora un proyecto ecocida que costará dinero a los contribuyentes durante muchos años (se calcula no requerirá de subsidios en el 2028, pero el pagar los costos de haberlo construido no será sino hasta dentro de un par de siglos). ¿Contaminar? Lo continuará haciendo mientras opere…
Se ignoraron las súplicas de diversos ecologistas, asociaciones y las mismas personas que viven en las zonas aledañas. Las tierras que se prometieron no serían expropiadas, lo fueron. El desprecio por el medio ambiente no tiene parangón. Ese costo es incalculable.
No, la edificación del Tren Maya (ya no se diga su recorrido inaugural) jamás será equiparable a la llegada del hombre a la luna. Se puede comparar, en cambio, a todo lo que pudo hacerse con esa ingente cantidad de dinero: mejorar de en serio la política pública; la educativa, la de salud, la de seguridad, los presupuestos para los estados y para el Poder Judicial y/o los órganos autónomos.
Seis horas duró el viaje de inauguración; casi un sexenio desmontar un selva. Llevará centurias recuperarla. Quizá ni eso sea suficiente.
El viaje al desastre de otro despreciable mandatario mexicano ha quedado formalmente inaugurado.