Samuel García mostró su infinita soberbia, su desprecio por las instituciones, pero sobre todo su miedo a perder la gubernatura de Nuevo León. La Presidencia, desde que se lanzó, sabía que no la conseguiría y que todo ha sido parte de una bravata acordada con el primer mandatario (otro que ha dejado ver su miedo a una candidata de oposición). Pero cuando García Sepúlveda vio que también perdería la gubernatura —y posiblemente la libertad—, reculó.
¿Qué esconde Samuel? Que, ante la determinación de la Suprema Corte de Justicia de la Nación de que NO asumiera su patiño (el secretario de Gobierno) y SÍ el gobernador interino nombrado por el Congreso estatal, prefirió dar marcha atrás, dejar su juego federal y quedarse en Nuevo León.
¡Qué manera de despreciar a quienes votaron por él! Por su culpa, por minutos hubo tres gobernadores en su tierra…
¿A qué le teme? Pues ante la certeza de que no quedaría su alfil prefirió mostrar que la Presidencia para él era solo una jugarreta y tirar la careta de candidato presidencial.
Ya veremos mañana qué se inventa. ¡Pero qué digo mañana! ¡En unas horas!; de ese tamaño su ambición.
No estamos para juegos…
… aunque él crea que sí. No estamos para tener un gobernador de contentillo que opera única y exclusivamente de acuerdo a SUS intereses (ya se ha visto que ni siquiera prioriza los de su hija o los de su esposa). Que actúa como si la norma fuera de adorno (o peor aún, para ser manipulada a su antojo). Copiando a ese otro individuo que no ha dejado de aplicar la máxima “al diablo las instituciones”, Samuel nos hace ver que los viejos políticos no se definen con base en la edad.
Aquello de que Movimiento Ciudadano no quería juntarse con el PRIAN porque eran diferentes tiene verificativo. Aquí los que han experimentado un proceso de transformación real han sido Acción Nacional y el Revolucionario Institucional. Por cuanto al emecismo, quedó mostrado que son diferentes pero porque se asemejan a los políticos de antaño. son iguales a su socio y complice, Morena.
Lo que se vivió en las últimas horas en Nuevo León fue un intento de autogolpe de Estado. No hay otra lectura que valga.
Lo que ocurre es que para muchos el evento —al menos inicialmente— pasó de noche, sí por la hora, pero también porque fue subestimado por los demás involucrados. Inclusive por López Obrador.
Que les enseñe Fujimori… No, mejor no… Como sea, esto ha sido un intento fallido de un autogolpe de Estado.
Es menester cobrarles esta afrenta… A los tres
Dante Delgado tendrá que afrontar un costo por este show de carpa de arrabal. Ojalá Samuel y Andrés Manuel paguen también.
La pena —así sea una convencional— de estar dejando pasar, así sin más, un flagrante abuso de poder, un intento de usurpación de funciones y una serie de chicanadas hechas adrede que nos deberían poner —a quienes creemos en el Estado de Derecho y en la democracia— no solo en guardia, sino en franca alerta.
No, no exagero. Lo que se vivió en Nuevo León fue un intento de quedarse con el poder a costa de los neoleoneses, de la ley, de las funciones del congreso local y, en el proceso, burlarse de México como si no hubiera mañana.
Movimiento Ciudadano queda marcado de por vida, lo que no quita que Delgado Rannauro quiera ahora hacerse de la candidatura presidencial o invite a Marcelo Ebrard a intentarlo. Sus cinismos no tienen límite.
Estemos atentos a un contendiente anaranjado de segunda mesa y démosle la espalda.
Esto NO es normal
López Obrador ha sostenido que todo este sainete no ha sido grave. Mas lo es; esto no es normal.
Es un intento de quedarse con el poder y eso es A N T I D E M O C R Á T I C O. Punto.
Lo de menos es que en otras latitudes no se dé una crisis de gobernabilidad cuando no hay gobernante en jefe (naciones, por cierto, donde las instituciones son sólidas y el servicio civil es una realidad).
En nuestro país este tipo de acciones tienen importancia y mucha debido justamente a la debilidad de sus instituciones y porque tenemos una persona que busca eternizarse en el poder (por lo visto ya son dos).
¿Por qué López Obrador es reacio, entonces, a darle la seriedad que esto tiene? La respuesta a esa pregunta la acabo de dar. (Ojo, no por ello sugiero que el presidente se meta a proponer a un gobernador interino vía el Senado de la República. ¡Solo eso nos falta!).
A lo que voy, más bien, es que para todos (la gente informada y pensante) a estas alturas nos es evidente que el primero en debilitar a Sheinbaum es López Obrador. Sabemos muy bien el porqué lo hace.
Y con esto del regio estado estamos atestiguando un ensayo de lo que puede suceder a nivel federal. Lo que es más, de LO que Andrés Manuel quiere suceda en el ámbito nacional. Él no es un demócrata; todo lo contrario.
Es necesario, por ende, fortalecer al Congreso federal a través de elecciones competidas y un legislativo dividido para que no permita ni al presidente actual ni al siguiente usarlo como ariete de caprichos personales. La división de poderes hoy es más urgente y necesaria que nunca.
Solo tendrá que pensar en otra jugada
¿A quién me refiero? A cualquiera de los dos autores de este nefasto artífice. Esta historia aún no termina; podemos esperar que vuelvan a intentarlo…
Y si bien no quiero dedicar otra columna al señor García —cosas más serias y urgentes tenemos en el país—, sí es necesario que los intentos de violar la ley, de abusar del poder, de provocar crisis constitucionales queden de manifiesto.
El miedo de uno y otro no anda en Tesla. Claro que no.
Giros de la Perinola
1.- Ni duda cabe, Samuel le robó reflectores a Xóchitl (¡no se diga a Claudia!); también al mismo López Obrador. Parte de la estrategia… hasta cierto punto. A Andrés Manuel le empieza a no ser redituable la jugada de quitarle votos a Xóchitl.
2.- ¿Y quién paga los platos rotos? Le salió mal la jugada a AMLO. Sin embargo, tristemente, no creo que él pague los platos rotos. Es por eso, espero ahora se entienda, que popularidad no es ni nunca ha sido sinónimo de legitimidad democrática.
3.- Un atentado —uno más— contra la libertad de expresión el que elementos de la fuerza civil (¡encima encapuchados!) sacaran a los medios de comunicación del Palacio de Gobierno de Nuevo León.
4.- En un acto que no puede calificarse más que de patético, Samuel culpa a Xóchitl del lamentable sainete por él creado. Este acto de desesperación y de falta de cordura solo merece un rotundo: HAHAHAHAHAHA. El gobernador no tiene vergüenza.