López Obrador no quiso entender la respuesta de Piña. Después de que él solicitó el dinero de los fideicomisos del Poder Judicial, y la ministra contestara con una atenta misiva aceptando que se discutiera el uso de los fideicomisos públicos (lo que de entrada deja fuera los dineros destinados a los trabajadores) para destinarlos a los damnificados de Guerrero, el mandatario ya se saboreaba el botín. Error.
Como la mayoría de las veces, Andrés Manuel pensó que con tan solo decirlo en las mañaneras esto tendría que suceder tal y como él lo especificaba.
Pero que haya diálogo con la SCJN no significa que los procesos que se siguen conforme a derecho se detengan. Todo lo contrario. Y en ese sentido, los amparos deben seguir su curso. No cabe la posible afectación a servidores públicos ante el uso que se le pueda o se le quiera dar a diversos fideicomisos. Y en ese sentido, que el mandatario diga ahora que la constitucionalista “cambió de parecer” es no entender nada o no querer entender. En otras palabras, no quiso darse por enterado de lo que la SCJN le mandó decir.
Me sigue llamando la atención el ahínco con el que la 4t quiere hacerse de estos fondos, mientras que al mismo tiempo el presidente de la República insiste que en su gobierno no hay límite de recursos para atender la tragedia de Guerrero. Digo, al grado que ya incluso declaró el fin de la emergencia (ello luego de haber borrado 45 municipios de esa misma declaratoria que ya llegó a su fin). Sí, de acuerdo al régimen, 16 días bastaron para superar la emergencia; una que no fue registrada como ‘huracán categoría 5’, sino como ‘lluvia de intensidad severa y con vientos fuertes’.
Que decidan y lo digan (sí, ya sé, la respuesta es evidente): ¿se requiere o no el dinero? Porque ambas cosas a la vez no pueden ser. O se necesita el dinero de los mencionados fideicomisos —y otros— o se tienen 600 mil millones de pesos ahorrados, gracias a que en México ya se terminó la corrupción (igualito que en Dinamarca).
Pero la expresión ‘no sabe —o no quiere— leer entre líneas’ también se aplica a AMLO por cuanto a que no ha acusado recibo del reclamo social sobre su ausencia en Guerrero. La presencia que se espera de él no equivale a sobrevolar el puerto o sostener reuniones a puerta cerrada.
Siendo el presidente que siempre ha ganado las elecciones en Acapulco (como él mismo acaba de mencionar), ahora resulta que sus votantes ni siquiera lo pueden ver en esta desgracia que están viviendo. Raro, muy raro; se ha visto paseando por Baja California a quien siempre había cobijado a sus electores en el otro estado…
Ahora que ya reconoció que pudo haber alertado de una manera más efectiva a la población de Guerrero sobre el impacto de Otis, pero que al final decidió no hacerlo, sería interesante saber lo que opinan respecto a su desidia los habitantes de aquella entidad. Decir que su actitud fue lastimosa no alcanza a describirlo; fue criminal no haber alertado de la seriedad del fenómeno natural puesto que con ello se hubieran evitado muertes, mejorado procesos y tiempos de respuesta, e incluso aminorado daños.
No sé (ni me importa) el que Acapulco sea el Ayotzinapa de Andrés Manuel. Lo que sí es un hecho es que él está siendo el Ayotzinapa de Acapulco. El no poner un peso en el presupuesto federal 2024 para ayudar al puerto señala lo poco que le interesa que los acapulqueños (y habitantes de municipios aledaños) voten por él. No hay voluntad de parte suya ni la de su partido de leer entre líneas. El escuchar peticiones de damnificados, o el analizar esquemas para hacer mejor uso del presupuesto, los ahorros y/o fideicomisos, está a merced de sus intereses políticos. No hay más.