Así como sucedió con la candidatura presidencial, los procesos internos de Morena en los nueve estados que cambiarán de gobierno en 2024 no solo no estuvieron exentos de berrinches y desencuentros, sino que mostraron la verdadera cara de Morena: la de un partido heterogéneo donde no caben todos, sino una minoría encabezada por el líder del movimiento, Andrés Manuel López Obrador, y los que se hacen llamar los “puros”, es decir los radicales o fundadores de la autodenominada 4T. Nadie más.
Desde los primeros resultados de las encuestas hubo exabruptos, aunque más bien detrás de bastidores. En Yucatán, el primer estado en el que se dieron a conocer las tendencias, “Huacho” Díaz superó por más de cuatro a uno a su más cercana competidora, Verónica Camino Farjat, aunque hasta el cierre de esta columna se estimaba que, por la cuota de género, sería candidata la segunda.
En Veracruz las encuestas estuvieron más cerradas de lo anticipado y se echó por tierra la supuesta ventaja abrumadora de la exsecretaria de Energía, Rocío Nahle, quien más bien fue superada en la mayoría de las mediciones por el delegado del Bienestar, Manuel Huerta. Al interior de Morena se dice que incluso Nahle salió abajo también del exsecretario de Gobierno, Eric Cisneros, pero le dieron una “ayudadita”, simple y sencillamente porque es la favorita del presidente López Obrador.
En Tabasco no hubo demasiadas sorpresas. El amigo, paisano y “hermano” del presidente, Javier May, fue el ganador de la encuesta con una ventaja de más de 50%. Su candidatura estaba cantada en la tierra de López Obrador, donde se terminó imponiendo el grupo de los “duros”, el cual conforman, entre otros, May y Octavio Romero, el actual director de Pemex, quienes no se llevan con el exsecretario de Gobernación, Adán Augusto López, que terminó distanciado del presidente tras la competencia por la candidatura presidencial.
En Puebla, una de las entidades más competidas, todo apunta a que el senador Alejandro Armenta será el triunfador. Ya lo fue en la encuesta, con una ventaja de dos a uno sobre la expresidenta municipal de la capital, Claudia Rivera, y arrasó con su primo, el coordinador de Morena en la Cámara de Diputados, Ignacio Mier, quien salió echando rayos del bunker de Morena en el hotel Camino Real de Polanco, azotando la puerta, molesto con los resultados. Luego dijo en sus redes sociales que el domingo definiría las acciones a tomar.
Morelos, gobernado por el controvertido Cuauhtémoc Blanco, quien no pudo impulsar a nadie de sus cercanos y el único ofrecimiento que tiene es una diputación por Morena, todo indica que una mujer será su candidata: la extitular de la Lotería Nacional, Margarita González Saravia.
En Jalisco, donde será difícil competir para Morena por la hegemonía de Movimiento Ciudadano, Carlos Lomelí resultó el aspirante con mayor aprobación, seguido Claudia Delgadillo. Lomelí fue delegado de Morena en el estado y es muy cercano a López Obrador, pues desde años lo apoyaba en sus recorridos por tierras tapatías. “Dormía en su casa”, aseguran sus cercanos. Quien no salió muy bien del proceso fue el diputado Antonio Pérez Garibay, papá de Checo Pérez, quien también salió muy molesto de la reunión, pues consideró que los resultados no se acercan a la realidad.
Guanajuato quedó muy parejo entre Ricardo Sheffield y la diputada local Alma Alcaraz. La desventaja para el extitular de la Profeco es la paridad de género, pues al ser un estado donde Morena no tiene muchas posibilidades de ganar en 2024, sería uno de los sacrificados por las dirigencias partidistas.
Chiapas y la Ciudad de México fueron los estados que quedaron pendientes al cierre de esta columna. En el primer caso, donde los liderazgos locales de Morena y del Partido Verde se juegan su futuro, las encuestas finales parecían beneficiar a Eduardo Ramírez Aguilar, aunque la regla de paridad de género ponía en entredicho su candidatura frente a la también senadora morenista Sasil de León.
Y en la Ciudad de México, la entidad que mostró el verdadero rostro de Morena y puso en predicamento a los liderazgos del partido, sobre todo a la candidata presidencial, Claudia Sheinbaum, la presión de las bases morenistas y de los “duros” del movimiento orillaron a que, por la cuota de género, la elegida fuera la exalcaldesa de Iztapalapa, Clara Brugada, sobre el exsecretario de Seguridad, Omar García Harfuch.
La extenuante jornada del viernes fue una prueba de fuego para el morenismo, pero sobre todo para la poseedora del bastón de mando, Claudia Sheinbaum, quien tenía a sus candidatos, como Omar García Harfuch y Sasil de León, pero las bases del movimiento le terminaron marcando el rumbo. No solo las bases, sino el presidente López Obrador, quien aseguró hace unas semanas, a sus más íntimos, durante el primer recorrido del Tren Maya, que dejaría que Sheinbaum se hiciera cargo de este proceso.
A la luz de los resultados, y de la paradoja de la paridad de género que se reglamentó para elegir a las y los candidatos, el padrino político de la exjefa de Gobierno terminó imponiendo su voluntad a su hija política.
Muchos problemas en el paraíso donde quedó claro que los morenistas se siguen rindiendo ante su único mesías: Andrés Manuel López Obrador.