La apuesta de Morena y del presidente Andrés Manuel López Obrador, que gobierna 22 entidades en la República Mexicana y apunta a convertirse en un poder unipolar, como lo fue el PRI por muchos años, es tomar el control del Poder Legislativo y, si las cosas le salen bien, también del Judicial en 2024.
El panorama se aleja de un Estado democrático y se asemeja más a una dictadura, por lo que el presidente López Obrador prepara una estrategia para disfrazar la acumulación de poder con el apoyo de sus partidos aliados.
Entre los militantes de Morena se comenta que desde Palacio Nacional ha surgido la instrucción de abandonar oficialmente las alianzas y evitar fórmulas de postulación electorales como las coaliciones o las candidaturas comunes. Es momento de que los partidos aliados postulen a sus propios candidatos y que también estos acumulen algunas victorias, de tal forma que en los diferentes estados exista una noción de alternancia, siempre y cuando el poder permanezca en el grupo que tiene un solo liderazgo.
Ejemplos de esta estrategia ya se han visto en el pasado; es el caso del Ricardo Gallardo en San Luis Potosí, postulado por el Partido Verde Ecologista de México, aunque alineado también con Morena y el presidente, para otorgarle al partido oficial el control en su estado número 23. En aquella elección local de 2021 Morena postuló a su candidata, Mónica Rangel Martínez, pero pactó con Gallardo y la abandonó a su suerte,de manera que obtuvo tan sólo el 11.46% de la votación.
En esta fórmula de repartición de gubernaturas entre aliados se considera al Partido Verde y también al Partido del Trabajo. Al mismo tiempo es una especie de recompensa por la labor que ambos organismos políticos hicieron para legitimar la candidatura presidencial de Claudia Sheinbaum y para contener los embates de Marcelo Ebrard, Adán Augusto López y Ricardo Monreal. No es suficiente premio de consolación para estos partidos el haber obtenido el tercer y quinto puesto en la encuesta interna de Morena.
Si bien esta estrategia de legitimación de la democracia y la alternancia se proyecta en el largo plazo, esta va siendo evaluada para ponerse en práctica tan pronto como en el 2024, para atemperar las tensiones que han surgido entre los diferentes aspirantes a las gubernaturas en los estados y para ganar nuevos segmentos de votantes en las entidades en las que gobierna la oposición. En ese sentido se explica el comentario reciente de Jesús Sesma, militante del Partido Verde, respecto a un rompimiento de la alianza con Morena si Omar García Harfuch no es candidato por la CDMX.
Con las reglas aprobadas de paridad de género, que obligan a los partidos a postular a cinco candidatas mujeres y a sólo cuatro hombres, la fórmula de los aliados podría ser una solución para resolver las pugnas que se experimentan por las candidaturas en casos como el de Chiapas, Morelos o Puebla. En general, más allá de lo que se observa en el proceso de la Ciudad de México, en donde Clara Brugada considera que la candidatura le pertenece por antigüedad, los compromisos en las otras entidades se tienen principalmente con hombres.
El chiapaneco Eduardo Ramírez Aguilar, el morelense Rabindranath Salazar y los poblanos Ignacio Mier y Alejandro Armenta, encarrilados todos desde hace mucho tiempo para alcanzar la gubernatura en sus respectivos estados, parecen no tener cabida en las listas que Morena deberá entregar al INE para cumplir con el acuerdo de paridad, pero tendrán la puerta abierta para competir con otra bandera política, no propiamente enfrentados los intereses de la 4T.
Por otro lado, toca al Partido del Trabajo, al Verde Ecologista de México y más adelante a Movimiento Ciudadano ir preparando a sus candidatos para aprovechar y ser parte importante de esta anticompetitiva repartición.
Posdata
A pesar de que en estos momentos la atención y los recursos económicos deben destinarse a la ayuda inmediata y humanitaria de los damnificados del huracán “Otis” en Guerrero, la conmemoración del Día Internacional de la Ecología también puso sobre la mesa los distintos esfuerzos que tendrán que activarse tras el paso del desastre ecológico. Greenpeace dio a conocer que la fuerza que el huracán tomó en horas es consecuencia directa de la extracción y quema de combustibles fósiles que han degradado los ecosistemas de las costas del Pacífico.
Por si fuera poco, la sociedad “Hurricane Science” ha advertido que los fenómenos así afectan gravemente la flora y fauna, especialmente las especies en peligro de extinción. En 1989, por ejemplo, el paso del “Gilbert” en Quintana Roo estuvo a punto de desaparecer por completo al pájaro conocido como el cuitlacoche de Cozumel.