El Frente Amplio por México (FAM) se encuentra ante lo que debe considerarse una gran oportunidad, pero también frente a una de las más grandes crisis de desacuerdo entre sus liderazgos, lo que podría terminar favoreciendo la supremacía de Morena.
La posibilidad de arrebatar la jefatura de Gobierno de la CDMX a un movimiento de izquierda que la ha dominado durante 26 años es real, sobre todo luego de las fracturas internas que dejó el proceso de selección de candidata de Morena; no obstante, la unidad que se requiere para capitalizar el momento tampoco está presente en la alianza opositora y, según algunos de los principales representantes del FAM, antes que de un acuerdo se está más cerca de la ruptura.
Ni el PRI ni el PRD están dispuestos a apoyar al candidato del PAN sin una aduana de por medio. Es verdad que existía un “preacuerdo” para que el blanquiazul eligiera al candidato presidencial y al de la Ciudad de México, si el PRI designaba a los abanderados para Coahuila y el Estado de México, pero para el priista Alejandro Moreno aquello sólo quedó en el recuerdo ―muy representativo de lo que es el político campechano― y está dispuesto a oficializar este miércoles a Adrián Rubalcava como su aspirante para pelearle la candidatura al alcalde de la Benito Juárez, Santiago Taboada. El PRD hará lo mismo para el caso de Luis Cházaro.
La apuesta del tricolor y del PRD es llevar el proceso de selección hasta las últimas instancias y, por consecuencia, tener candidato hasta principios del próximo año, cuando la aspirante morenista, Clara Brugada, ya tenga otros dos meses más de “campaña que no es campaña”. Si el escenario se ve complicado ante un partido gobernante que es una máquina electoral, las ventajas que pretende darle el Frente Amplio son demasiadas; imperdonables en un escenario en el que, a diferencia de la fotografía política a nivel nacional, en la capital del país sí se vislumbran posibilidades de alternancia.
A esto se suma que entre los aspirantes hay quienes tienen otras opciones, como es el caso del alcalde de Cuajimalpa, Adrián Rubalcava, quien tiene muy buena relación con Morena y con Claudia Sheinbaum. Lo que Rubalcava estaría negociando es que le aseguren la Secretaría de Seguridad Ciudadana, una obsesión que ha guardado desde que en sus épocas de estudiante se entrenó en una especie de disciplina militar. Si no, por lo menos que pueda competir por otra alcaldía, como la Miguel Hidalgo, bastión panista.
La alianza tendrá que lidiar también con la ambición de Alejandro Moreno, pues el líder del PRI está convencido de que su estructura le alcanza para pedir tantos espacios como le corresponderían al PAN. Se siente necesario y está dispuesto a romper con la alianza en la CDMX o hasta a nivel nacional antes de aceptar su realidad. Como sea, los votos del PRI efectivamente son necesarios para vencer a un agigantado Morena, el cual sólo podrá ser derrotado con una fórmula de unidad.
Posdata 1
Casi una década después de los hechos, el escándalo de los gastos cargados a la tarjeta corporativa del INAI en un “table dance” puede tener repercusiones en la designación del próximo presidente del órgano de transparencia, el cual deberá sustituir a la Comisionada Blanca Lilia Ibarra el próximo 15 de diciembre.
Resulta que entre los asistentes a esa juerga que tuvo lugar la noche del 22 de agosto de 2014, y culminó muy entrada la madrugada del 23, estuvo el actual comisionado Adrián Alcalá Méndez, quien se desempeñaba como secretario de Acceso a la Información, reclutado precisamente por el hoy denostado excomisionado Óscar Guerra Ford.
Se sabe ahora que, en aquella fiesta del “Curazao”, primero se hizo un cargo por 2 mil 350 pesos y, más entrada la madrugada, un segundo que sumó un gasto con recursos públicos de 20 mil 411 pesos. Hasta ahora sólo han renunciado Guerra Ford y el también excomisionado Rosendoevgueni Monterrey, pero las investigaciones persisten sobre el director General de Enlace con Autoridades Laborales, Víctor Manuel Díaz Vázquez, y sobre Alcalá Méndez, este último interesado en tomar las riendas del INAI a partir del próximo mes.
Posdata 2
Este jueves iniciará una mesa de diálogo entre el gobierno del presidente López Obrador y Grupo México, el conglomerado de empresas de Germán Larrea, para analizar las acciones en torno al derrame en el Río Sonora.
Esta semana, el presidente y la Secretaría de Gobernación dieron a conocer un acuerdo con Minera México para instalar mesas relacionadas con el tema del Río Sonora y la entrega de los diagnósticos que se han hecho por parte de las autoridades de medio ambiente, luego de que el mes pasado el gobierno solicitó nuevas acciones para atender las consecuencias del derrame de cianuro que data del 2014.
Paralelamente, el viernes pasado la Segob, a cargo de Luisa María Alcalde, firmó un convenio con Grupo México para concretar la entrega física de las vías del Istmo de Tehuantepec, acción que en su momento causó mucha polémica por el intento de “expropiación” del gobierno a manos de la Marina.
En este contexto también está el decreto que se publicará el próximo 20 de noviembre para que las vías férreas del país sean utilizadas para trenes de pasajeros.
De esta manera, las empresas que tienen concesiones de trenes de carga, como es el caso de Grupo México (con Ferromex y Ferrosur) deberán ofrecer el servicio de pasajeros. El gobierno federal les dará como plazo a enero para que presenten sus propuestas.
Si bien esto luce como otra de las ocurrencias del presidente López Obrador, las empresas concesionarias, como Grupo México, no tendrán problema en poner sobre la mesa un plan, pues ya lo tienen en Chihuahua con “El Chepe” y en Jalisco con el “José Cuervo Exprés”; sin embargo, esto tomará tiempo y planeación. Así que mientras el presidente publica su decisión en el Diario Oficial y transcurre el final de sexenio, su añoranza de que en México circulen trenes de pasajeros por todo el país va, apenas, a ir tomando forma en el papel.