La “megafarmacia” que el presidente Andrés Manuel López Obrador prometió en agosto pasado, para supuestamente acabar con la problemática de desabasto de medicamentos en el sistema de salud pública del país, va a ser una realidad, aunque para los expertos en el mercado de distribución de medicamentos la estrategia sigue siendo solamente una ocurrencia cuyos resultados no serán los esperados.
Este martes, durante su conferencia de prensa de Palacio Nacional, el Presidente anunció que el llamado Almacén Nacional de Medicamentos será inaugurado en diciembre, el día 30. También dijo que se ha llegado a un acuerdo con la empresa propietaria de las bodegas, a la que han entregado un adelanto del 10% de la compra de los espacios para adecuarlos a las necesidades del gobierno federal.
La empresa a la que se refiere López Obrador es El Puerto de Liverpool, de Max David Michel, que venderá a Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México –el ente del Estado encargado de operar el gran almacén, mejor conocido como Birmex– las naves en las que hasta febrero del año pasado operaba su Centro de Distribución y que, como parte de la estrategia denominada Plataforma Logística Arco Norte (PLAN), trasladó a la zona de Jilotepec, Estado de México.
Las naves, que pasarán a formar parte de los activos del laboratorio que lleva el militar en retiro Jens Pedro Lohmann, se encuentran ubicadas en el kilómetro 5 de la Carretera Jorobas–Tula, en la zona de Huehuetoca, muy cerca del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles. Se trata de dos naves industriales edificadas en una extensión de más de 400 mil metros cuadrados, las cuales tienen las condiciones necesarias para materializar la decisión presidencial.
Según el plan de inversión que se ha filtrado desde Birmex, el gobierno habría adelantado para el acondicionamiento de las bodegas unos 300 millones de pesos, para luego completar la compra total hasta llegar a un monto programado de casi 3 mil millones. Actualmente el espacio se acondiciona con posiciones de almacenamiento y cámaras de la red de distribución en frío, con lo que se dará cabida a más de 300 millones de piezas de fármacos.
Fuentes de gobierno aseguran que, para surtir a este almacén, la Secretaría de Salud lanzó de manera directa el procedimiento licitatorio LA-12-512-01200091-I-174-2023 para la “Compra Complementaria de Medicamentos e Insumos de Salud para el Ejercicio 2024”, con el que se busca precisamente adquirir 328 millones de piezas de 763 claves de medicamentos, además de 377 claves de materiales de curación.
El negocio de la dependencia que lleva Jorge Alcocer es adicional a los casi 700 procedimientos de compra consolidada que, de acuerdo con la plataforma de transparencia de Compranet, ya había realizado en el presente año el desaparecido Insabi para garantizar el abasto de medicamentos en el sistema de salud para los ejercicios de 2023 y 2024, con un presupuesto superior a los 21 mil millones de pesos.
La expectativa de este nuevo procedimiento, en el que la Secretaría de Salud se estrena como organismo comprador –después de haber pasado esa responsabilidad por la Oficialía Mayor de la Secretaría de Hacienda, la UNOPS y el Insabi– es invertir otros 20 mil millones de pesos en la adquisición consolidada, aunque, en su primer intento de adjudicación, cuyo fallo se emitió el pasado jueves 16 de noviembre, tuvo que declarar desiertas 150 claves de fármacos requeridos, es decir el 20% del total.
La estrategia de adquisición de medicamentos del gobierno ha dado muestras claras de ineficiencia y de baja rentabilidad. Organismos como el Centro de Investigación en Política Pública del IMCO ha demostrado que el gasto promedio en medicamentos para algunas enfermedades se ha incrementado hasta en 25%. Si a la complicación de la compra se agrega la problemática de distribución, el proyecto de la “megafarmacia” apunta a ser otro fracaso.
Posdata
Luego de que el expriista Adrián Rubalcava apostó por voltear cara a la oposición e irse al oficialismo, vía el Partido Verde –a pesar de que en entrevistas había jurado lealtad al partido que lo llevó a la Alcaldía Cuajimalpa–, su aliada, la todavía alcaldesa de Cuauhtémoc, Sandra Cuevas, pretende seguir sus pasos.
Por lo pronto Cuevas ya desconoció a todo mundo: a su padrino, Ricardo Monreal, quien la impulsó –o más bien llevó de la mano– a la Alcaldía Cuauthémoc; a quienes la defendieron de las acusaciones del gobierno de Claudia Sheinbaum y de la Fiscalía capitalina de Ernestina Godoy –que ahora Rubalcaba se apresta a ratificar–, como la alcaldesa de Lía Limón y el ahora candidato del Frente Amplio por la CDMX, Santiago Taboada, entre otros.
Y aunque Cuevas dijo que no se iría a Morena, por convicción propia, tampoco descartó al partido bisagra del oficialismo, el PVEM que arropará a su aliado Adrián Rubalcava. Es decir que de irse a ese partido que dominan Jesús Sesma y Arturo Escobar en la CDMX, sería prácticamente lo mismo que irse a Morena, con todo y las mentadas de madre y los arrebatos contra Claudia Sheinbaum, la fiscal Godoy y el morenismo capitalino, e incluso federal, contra el presidente López Obrador, a quien tachó de “ignorante”, igual que a los denominados “chairos”. Ya veremos quiénes se echan ese trompo a la uña y de qué forma.