Entre los grandes inversores mexicanos en Argentina como Femsa, Alsea, Cemex, Bimbo o Lamosa no se detecta por estas horas una inquietud referida a los planes macroeconómicos del presidente electo Javier Milei.
Alberto Fernández termina una administración con múltiples variables descontroladas pero aún así los corporativos mexicanos han logrado utilidades en el país sudamericano. En paralelo, las grandes innovaciones que propone Milei, como cerrar el Banco Central y dolarizar la economía son vistas como opciones más bien difusas.
Las dos inquietudes tienen que ver con la política. La primera es una transición descontrolada entre Milei y Fernández que detone aún más el frente cambiario, pulverice las pocas reservas que quedan en el tesoro y deje un país al límite de cara al 10, de diciembre cuando debería asumir el libertario.
En ese sentidos las señales no son favorables. Hasta este momento está en duda que se vaya a desarrollar una reunión de transición entre Milei y Fernández. El problema de fondo sería que Milei quiere un lugar neutral para ese encuentro.
Como señal positiva aparece que el ministro de Economía Sergio Massa, derrotado ayer domingo por Milei en las elecciones, se mantendrá en el cargo hasta el final del gobierno peronista.
La segunda preocupación es la conflictividad social si Milei insiste con sus reformas en las primeras semanas de gestión. Para el capital mexicano Argentina ha sido desde siempre un país cuyo gran activo es su paz interna y su capital humano que compensa los desbalances económicos o los problemas para girar utilidades. En este sentido confían en que Mauricio Macri, a quien casi todos los directivos mexicanos conocen, inyecte racionalidad al gobierno emergente.
AMLO aplicará con Milei un esquema similar al que tuvo para con Bolsonaro: buena relación comercial, pero nula frecuencia política o institucional. Casi una relación a reglamento.
Desde la política, en el ámbito de las relaciones bilaterales señalan que Andrés Manuel López Obrador aplicará con Milei un esquema similar al que tuvo para con Jair Bolsonaro durante su mandato en Brasil: buena relación comercial y de negocios, pero nula frecuencia política o institucional. O sea, casi una relación a reglamento.
Es un cambio radical porque México fue el gran aliado de Argentina en términos políticos durante el mandato de Fernández. López Obrador intervino en favor de Argentina tanto ante el FMI como ante la Secretaría del Tesoro, acordaron políticas en conjunto durante la pandemia y hasta se barajó la posibilidad de que Argentina adquiriera el avión presidencial mexicano, que estaba en venta.
México fue el primer país que visitó Fernández como presidente electo en 2019. Desde ese viaje ambos mandatarios generaron un vínculo estrecho reforzado luego por la embajadora en Buenos Aires, Lilia Eugenia Rossbach así como también por el embajador en CDMX, Carlos Tomada, figura central de los gobiernos del kirchnerismo.