Amiguismo, nepotismo, manipulación, perversión e influyentismo; lacras de la política. Males denunciados por el propio López Obrador.
No obstante, esos que decía no tendrían cabida en ‘el faro de moralidad’ que era el recién registrado partido político nacional Morena (agosto de 2014), hoy parecieran ser la firma de la 4t.
Desconozco si Bertha María Alcalde Luján, Lenia Batres Guadarrama y María Estela Ríos González comparten esos males. Espero que no. Mas la pregunta debiera ser otra: ¿cumplen con la experiencia, la eficiencia, la capacidad y la probidad que demandan el cargo para el que han sido propuestas? También: de alguna de ellas ser designada, ¿daría pie a conflictos de interés, claudicaciones y representaciones partidistas?
En suma, ¿son constitucionalistas de ‘a deveras’? Todo indica que una de ellas ni siquiera cumple con los requisitos señalados en el Art. 95 de la Constitución…
Me temo que la nominación de esta terna tiene por objeto servirle a AMLO de afrenta a SCJN y Poder Judicial, así como al sentido de compromiso y responsabilidad que todo servidor público y representante popular debiera tener con la justicia y el Estado de Derecho. Que ninguna de las postuladas garantice la independencia de la SCJN, comprometiendo —una vez más— la autonomía de la cabeza de esta rama del Estado. Que el enviar esta terna es declarar de forma frontal y sin cortapisas cuán grande es la necesidad del titular del Ejecutivo federal de anular pesos y contrapesos; de absorber al máximo tribunal. La chicanada que anuncia el rompimiento del esquema republicano de división de poderes (la concreción sucederá el próximo año).
¿Cómo mostrar sino así que no solo se busca mantener el poder a toda costa, pero también silenciar el disenso, evitando que se pueda impugnar las decisiones de uno de los poderes y anular la posibilidad de las declaratorias de inconstitucionalidad?
El poder absoluto obtenido ya ni siquiera por la vía de las urnas. Ahora a través de los fieles a una persona, aunque eso signifique una deslealtad al juramento de defender la Constitución.
López Obrador manda una terna conformada por tres militantes de su partido, de su gobierno y cuyas credenciales yacen en haber apoyado —estar apoyando— su proyecto político. Derechos reservados para la ‘Claudicación del Bienestar’.
Ahora bien, cabe la posibilidad de que Morena y aliados no reúnan la mayoría calificada que se requiere para elegir a la próxima ministra a partir de estas propuestas. Los senadores de la oposición han dicho que no pasará ninguna integrante de esa terna. ¿Dará la oposición (y el buen juicio) para la contención?
Si esto ocurre, López Obrador tendrá oportunidad de enviar una segunda terna. Y si esta resultara igual de partidaria y subjetiva, el Senado puede volverla a rechazar. En ese caso, López Obrador simplemente puede designar de esta última terna a quien él considere.
¿Es ese el plan primer mandatario?, ¿proponer otra terna de igual envergadura? Estamos antes una lamentable terna, ¿podría haber otra terna peor? No lo sé, pero creo que a final de cuentas poco importa. La propuesta enviada habla ya por sí misma; grita los convicciones y las intensiones de Andrés Manuel.
Una verdadera lástima pues hay perfiles, que si bien afines a López Obrador y a la Cuarta Transformación —eso se vale, por supuesto que sí— no sean declarados entreguistas. Vaya, que ante todo defiendan el compromiso con la división de poderes, con la Constitución.
“Al diablo las instituciones”; a capturar a la Corte. El presidencialismo goza de cabal salud, está más vivo que nunca. La consciencia del tirano es negra; todo lo absorbe y a ella nos vamos acercando.