Gracias a la puntualidad con que Morena ha planteado el programa de trabajo para el siguiente gobierno, tendremos una elección clara acerca de lo que vamos a votar.
Nadie podrá decirse engañado o sorprendido con lo que suceda en México si en junio gana Morena. Para bien o para mal.
Se va a modificar la Constitución para cambiar a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y los ministros, jueces y magistrados sean electos por votación popular.
Lo dejó dicho el Presidente previo a la encuesta de Morena para seleccionar a su candidata, y lo refuerza ahora con sus motivos para modificar al Poder Judicial. “Ese poder está tomado, secuestrado, está al servicio de la mafia del poder económico y del poder político”.
Ese mismo día –miércoles– en Chilpancingo, Claudia Sheinbaum apremió a la militancia de su partido a trabajar “para ganar las dos terceras partes de la Cámara de Diputados y Senadores, porque vamos a cambiar la Constitución para que todos los jueces y ministros sean electos por el pueblo”.
Quienes piensen que la justicia debe politizarse y que lleguen a los cargos de jueces quienes sean más populares o tengan recursos para financiar una campaña y hacer promesas, ya saben por quién votar el 2 de junio próximo.
Los que no estén de acuerdo en que el partido mayoritario tome el control del aparato de impartición de justicia en el país, ya saben por quién no deben votar.
Para la candidata Sheinbaum, “ya se democratizó el Poder Ejecutivo y tenemos a un Presidente como nadie en el mundo, se democratizó el Poder Legislativo, pero hay un poder que sigue siendo el reducto de unos cuantos intereses y también de unos cuantos delincuentes: ese es el Poder Judicial”.
Está claro y los ciudadanos ya sabremos si estamos de acuerdo o no con la propuesta.
Seguramente hay un justo medio, que consiste en reformar al Poder Judicial sin subordinarlo a un partido político, pero eso no lo ha dicho la oposición y la propuesta de Morena es muy clara.
Nadie nos está imponiendo lo que de hecho sería terminar con la división de poderes, sino que lo aprobaremos o rechazaremos con nuestro voto en junio.
Otro punto de la agenda de Morena y de su candidata a la Presidencia es la eliminación del Instituto Nacional Electoral.
Lo dejó el Presidente como una misión a su partido a cumplir el próximo año en el Congreso: una reforma electoral que acabe con el organismo autónomo.
Lo sustenta de manera cotidiana con desacatos a sus determinaciones, bajo el argumento de que es un organismo de “censores”, “filopanistas” que actúan como “tribunal de la Santa Inquisición”.
La idea es que desaparezca el INE y ya no sea una dependencia autónoma la que organice las elecciones.
No hay nada oculto ni se prepara alguna emboscada contra el INE, sino que anuncian su desaparición.
¿Estamos de acuerdo o no con que las elecciones las vuelva a organizar el gobierno? Los que piensan que sí, ya saben por quién votar.
Los que no quieren regresar al control gubernamental, y por tanto partidista, de las elecciones, ya saben por quién no deben votar.
Igual sucede con el derecho a la información. Morena tiene en su adenda desaparecer el Instituto Nacional de Acceso a la Información, que es autónomo y da el poder al ciudadano para saber cómo y en qué gasta el dinero de los impuestos.
Son vividores del presupuesto y unos “buenos para nada”, que no tienen razón de existir como organismo autónomo ha dicho el Presidente y le fijó fecha de defunción: en la próxima legislatura.
Ya existe la Auditoría Superior de la Federación y no se necesita tener el Inai, sostiene.
De esa manera el gobierno puede reservar toda la información, como ha hecho con las megaobras del sexenio, declaradas como de seguridad nacional, y por tanto secretas.
El voto es sencillo: ¿estamos de acuerdo con quitarle al ciudadano el acceso a la información de lo que hace el gobierno y en qué gasta el dinero que recauda?
Se vale disentir, no hay imposición de una opción u otra. Vamos a votar y decidir.
La tarea para Morena, ha dicho el Presidente, es terminar con los organismos autónomos en general. No lo ha mencionado por su nombre, pero autónomos son el Banco de México y la Universidad Nacional.
De lo que se trata la elección de noviembre, como lo plantea Morena con abierta claridad, es dar marcha atrás al empoderamiento de los ciudadanos ante el gobierno.
Durante los sucesivos gobiernos llamados “neoliberales” se fue dando un proceso de restar poder al gobierno y transferirlo al ciudadano.
¿Cuál modelo preferimos?
¿Gobierno con más poder sobre los ciudadanos?
¿O ciudadanos con más poder sobre el gobierno?
De acuerdo con lo que pensemos, se vota.