El fosfo fosfo gobernador empieza a tomar más las tonalidades de un payaso (fosfo) que los de un estadista de ‘los tres doctorados’ que presume. No la hace de influyente (influencer) —eso su esposa—, pero tampoco de gobernador. Lástima, pues para eso lo votaron.
El regio estado de Nuevo León padece sequías cada vez más acuciantes y una inseguridad creciente. El transporte urbano está colapsado y hacen falta recursos para los municipios (el ejecutivo local no los quiere soltar). Mas el señorito una vez más se fue de viaje…
Antes de emprender el más reciente de sus vuelos presumió que “bombardea” las nubes para que llueva en tierras neoleonesas. Compartió un video donde según él está lloviendo; tres tristes gotas que no le mojan ni la cara…
Alardea que la lleva bien con López Obrador (este último solo lo usa) y parte de ello —García ha decidido— es copiarle lo peor al primer mandatario.
El “no me vengan con el cuento de que la ley es la ley” lo aplicó cuando no quiso solicitar la licencia al Congreso local y acudió… a otras instancias. Lo hizo, además, mintiendo de forma contumaz; algo así como la versión masculina de Liz Vilchis en su “Quién es quién en las mentiras de la semana”.
Fanfarronea que quiere —y que va a— ser presidente de México, olvidando convenientemente el momento en que él le exigía a “El Bronco” no abandonar Nuevo León y a su gente para buscar la Presidencia de la República.
Ahora le ha dado por ufanarse de traer inversión extranjera directa con sus múltiples viajes a tierras lejanas… Mas, ¡oh sorpresa!, mientras se retrataba junto a una pagoda china, Elon Musk, su “compadre”, anunció que este año siempre no empezará la construcción de la Gigafactory de Tesla.
El magnate dio muchas razones; habló de la economía de México y del mundo. De los tipos de interés, de la guerra entre Rusia y Ucrania, de que los ingresos netos de Tesla cayeron un 20.3% con respecto al mismo periodo de 2022.
Hasta aquí todos motivos imputables básicamente al exterior y a que la compañía y su dueño se esperan a saber quién ganará en lo político en el 2024 (aquí en México y en la Unión Americana). De ello, Samuel puede echarle la culpa a otros (tipo lo que hace tan bien y tan recurrentemente López Obrador).
De lo que el gobernador de Nuevo León no puede culpar a la economía mundial —y tampoco al gobierno federal— es el no haber previsto estas eventualidades. Así como que bien clarito Musk señaló desde hace tiempo que Tesla requiere en Nuevo León: infraestructura necesaria para edificar la planta; esto es, energía, agua y transporte suficientes y a precios COMPETITIVOS.
Hagamos cuentas: el 28 de febrero de este año, López Obrador anunció que Tesla SÍ se quedaba en Nuevo León. El primero de marzo, Elon Musk confirmó que la mega planta sí llegaba al regio estado. Siete meses han pasado y Samuel ¿no pudo iniciar (dejen ustedes terminar) algo de la infraestructura básica necesaria para Tesla? La inauguración del Acueducto El Cuchillo II a medio terminar no vale.
Y no, no se espera que en medio año esté resuelto el apoyo de la CFE o construidas carreteras y vías de tren, pero sí el planteamiento, las negociaciones y los trazos.
Elon Musk declaró que para que la Gigafactory sea una realidad, “hay que revisar aspectos varios como el desarrollo de la economía en el país, que alberga a Nuevo León”. Y es en ese desarrollo que el gobierno de la entidad interviene. NL tiende a tener mejores oportunidades que otras entidades federativas y la razón es que el gobierno estatal INVIERTE para que las industrias cuenten con los insumos y la infraestructura necesaria. ¿También durante la administración de García Sepúlveda?
Musk se quejó que la rentabilidad de su compañía estuvo afectada por los altos costos de producción en sus nuevas plantas de montaje. ¿Samuel y su gobierno han impulsado la educación dual entre la población que intentará trabajar —terminará trabajando— en Tesla?
Que el gobernador se distraiga en una campaña por la Presidencia inyecta incertidumbre al de por sí preocupado Elon Musk. E irse a hacer campaña por Nueva Delhi, Nueva York y Shanghai no ayuda. ¿Otra vez los anhelos por ocupar La Silla del Águila sobre los habitantes de Nuevo León?