El conflicto por el futuro de los fideicomisos del Poder Judicial, que Andrés Manuel López Obrador pretende recortar, llegará al máximo tribunal y allí las posibilidades del Gobierno serán prácticamente nulas.
Sucede que tanto Arturo Zaldívar como Loretta Ortiz están dispuestos a votar contra la eliminación de los fideicomisos. Actualmente la única alineada con el oficialismo es la ministra Yasmín Esquivel.
El caso de Zaldívar es particular. De buena relación con AMLO, en privado reprocha fuertemente a Norma Piña por el conflicto con el Gobierno pero cuando llegue el momento de cristalizar su voluntad en una resolución, ya anticipa que se inclinará contra la extinción de los fideicomisos. Explica que esos recursos deben usarse para mejorar al Poder Judicial y hacerlo más democrático, algo que no sucedió en los años que presidió la Corte.
Esta rebeldía genera un malestar especial en el entorno presidencial porque uno de los acuerdos de Zaldívar para extender su mandato como presidente de la Corte, lo cual no logró, era habilitar este recorte en nombre de la austeridad. Zaldívar le dijo que si al presidente con tal de seguir al frente de la Corte. Caída esa opción, apelará a su pragmatismo tan habitual.
Ortiz hace un mes decía respaldar la acción del oficialismo, pero algunos ministros hablaron con ella y luego cambió de parecer. Al parecer, según deslizan en el máximo tribunal, el recorte de los fideicomisos toca un interés muy personal de Loretta.
Con este panorama Yasmín Esquivel queda en soledad. El escándalo de su tesis fulminó su posición al interior de la Corte y prácticamente tiene en López Obrador a su única referencia. Nunca romperá el vínculo con el presidente, no solo por la relación de corte casi familiar sino que también porque el drama de la tesis todavía no está cerrado y ella confía en que el Gobierno lo desactive aprovechando el recambio de autoridades en la UNAM.