La estrategia del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador y la 4T para ganar en 2024 es transversal a todos los sectores y grupos de poder: los empresarios, los medios de comunicación, los Poderes de la Unión, los partidos de oposición, así como los sindicatos y las centrales obreras, todos muy relevantes para conseguir simpatías, dinero y votos.
Del lado de Morena y del movimiento de la 4T parecen estar ya alineados el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, que encabeza Ricardo Aldana –quien tan pronto sucedió a Carlos Romeros Deschamps, se le rebeló–; el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), que lidera Alfonso Cepeda Salas; la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos, de Isaías González Cuevas; el Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana, a cargo de Francisco Hernández Juárez; el Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana, del senador de Morena, Napoleón Gómez Urrutia; el Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros, de Víctor Flores; y se apresta ahora a tomar el control de Confederación de Trabajadores de México (CTM), que representa el actual senador del PRI, Carlos Aceves del Olmo.
Como en las épocas doradas del priismo, la 4T busca mantener un sólido voto corporativo, por lo que algunos liderazgos sindicalistas empiezan a condicionar el apoyo de sus respectivos gremios a Claudia Sheinbaum, con modos que caen en la categoría de la extorsión.
El presidente del Consejo Nacional de Morena y gobernador de Sonora, Alfonso Durazo, es uno de los principales responsables de alinear a los líderes sindicales y ofrecerles beneficios a cambio de ser perpetuados en sus cargos.
Detrás de Durazo se encuentra un líder de la Confederación de Trabajadores de México de nombre Javier Villarreal Gámez, a quien se le escucha decir que ya ha rebasado el poder de Carlos Aceves del Olmo –actual secretario general de la central obrera– y que tiene la capacidad para negociar a nombre de la organización, tanto en Sonora como en una buena parte del país.
Villarreal Gámez ha ganado fama en la zona norte de la República por sus amenazas contra empresas productivas de la región, de la talla de Grupo México y Cemex. Se ha hecho de la representación sindical de plantas productivas que operaban con organismos gremiales locales para luego elevar las presiones a los directivos y propietarios de los centros de producción.
Este personaje se fortaleció porque ayudó a crear el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria Minero-Metalúrgica CTM, una estructura sindicalista que competía al Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana, que encabeza el senador morenista Gómez Urrutia.
Las pugnas entre Gómez Urrutia y Villarreal son comunes en centros productivos como las minas de Nacozari y Cananea, y ahora han saltado también al terreno de la política nacional, un ambiente en el que solía moverse únicamente el conocido “Napito”. Javier Villarreal garantiza a sus agremiados que, por su relación con el gobernador Durazo, son uno de los sindicatos más cercanos a Morena.
Todo indica que Durazo sí cabildea para Villarreal con las industrias que se asientan en su territorio, aunque esto represente un golpe para la economía y la estabilidad laboral de Sonora, con empresas que ven reducida su viabilidad financiera y otras tantas que prefieren no hacer una inversión ante exigencias excesivas de las representaciones de la CTM.
El presidente Andrés Manuel López Obrador convocó ayer a Palacio Nacional a cuatro de sus principales asesores empresariales, quienes tienen buenas relaciones políticas y económicas en Estados Unidos: Carlos Slim Helú y su hijo Carlos Slim Domit, y los co-presidentes de TelevisaUnivision, Bernardo Gómez y Alfonso de Angoitia.
La razón principal del encuentro de poco más de tres horas fue hablar sobre la visita del secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, quien aterrizó este miércoles en México junto con el fiscal Merrick B. Garland y el secretario de Seguridad Interna, Alejandro Mayorkas, para participar en el Diálogo de Alto Nivel sobre Seguridad.
Las prioridades de Estados Unidos son el combate al tráfico de fentanilo, la migración y la seguridad fronteriza, mientras que el gobierno mexicano propondrá una colaboración más estrecha con el gobierno de Joe Biden y desechar las amenazas de los republicanos de quitarle la ayuda económica a México para combatir estos flagelos.
No es la primera vez que el presidente recurre a estos empresarios para consultarlos sobre los temas, el tono y los mensajes que entregará a sus interlocutores. Todavía en la administración de Donald Trump, Bernardo Gómez fue el facilitador de la visita presidencial a la Casa Blanca y también de otras reuniones en México, gestionadas a través del yerno de Trump, Jared Kushner.
Esta buena relación será de mucha ayuda si Trump vuelve a competir por la Presidencia de Estados Unidos el próximo año y gana –escenario que se ve probable–, pues la siguiente administración necesitará de los buenos oficios de empresarios que tienen amistades y negocios del otro lado de la frontera, como es el caso de TelevisaUnivision, el medio de mayor alcance en la comunidad hispana, y de los Slim, con añejas relaciones políticas y empresariales en Estados Unidos.
En su gira de “agradecimiento”, la candidata virtual de Morena, Claudia Sheinbaum, ha recorrido 11 estados, todos de color guinda, en los que se ha reunido con los liderazgos locales y con los gobernadores y gobernadoras. ¿La razón? Seguir aceitando la maquinaria morenista de cara a lo que será un proceso que hoy, si bien pinta no tan complicado, puede tornarse difícil, sobre todo si Marcelo Ebrard decide sumarse a la oposición, como ya comienza a verse a algunos legisladores afines que pidieron que se revise el Presupuesto 2024 enviado a la Cámara de Diputados por el gobierno del presidente López Obrador.
Ya con el “bastón de mando” en la mano, en menos de 20 días Sheinbaum ha visitado Michoacán, Chiapas, Sonora, Sinaloa, Oaxaca, Hidalgo, Tamaulipas, Puebla, Tlaxcala, Veracruz y ayer estuvo en Guerrero con la gobernadora Evelyn Salgado, que es de las mandatarias con las que mejores relaciones tiene la “corcholata presidencial”.
Salgado y su grupo están generando acuerdos y escenarios para aportar lo más posible a Sheinbaum en 2024. Según los números que obtuvo en 2021, la morenista puede aportar entre 400 mil y 700 mil votos, si logra sumar a partidos como el Verde y el PT, que fueron separados en aquella elección. Por lo pronto, mucho trabajo tiene que hacer en materia de seguridad.