La primera vez que Claudia Sheinbaum conversó a solas con el titular de Grupo Alfa, Armando Garza Sada, el encuentro estaba programado para durar una hora y al final se extendió por más de cuatro. La entonces jefa de gobierno de la CDMX y el magnate encontraron consonancias no solo en temas de economía, política o relaciones exteriores, sino que además una gran afinidad de corte cultural.
La sintonía no tardaría en ser evidente: las tres reuniones principales que la candidata presidencial tuvo con los empresarios de Nuevo León fueron en domicilios de Garza Sada. Dos en San Pedro Garza García y una en la CDMX.
En paralelo, el empresario comenzó a tener comunicación con allegados a la campaña presidencial de Morena y a opinar sobre diversos vericuetos electorales. De ahí que cerca de Sheinbaum deslizan que la candidata quiere que haya representantes del empresariado entre los aspirantes de Morena al Senado el año que viene. Una nómina que confeccionará Francisco Cervantes, titular del CCE, pero cuya última palabra será para el regiomontano.
A Sheinbaum le agrada la idea de que el poder económico encuentre un espacio en la 4T que no estaría surgiendo en el Frente opositor que encabeza Xóchitl Gálvez, donde, debe decirse, son muy recurrentes los agravios por lo bajo hacia Agustín Coppel, Claudio X. González y el banquero Mario Laborín, entre otros animadores de ese campamento electoral.
Otra evidencia de la sinergia en curso fue la convocatoria que tuvo Sheinbaum el pasado lunes en el hotel Hyatt de Polanco, donde representantes de cámaras de negocios le dieron trato presidencial y no hubo queja alguna, ni siquiera cuando dijo que en su visión el sector eléctrico nacional siempre debe tener una participación asegurada de CFE con el 51%.
A Garza Sada otros magnates le han preguntado por el frente energético y de inversión en renovables y el regiomontano replica que Sheinbaum está absolutamente a favor de las energías verdes y que, a diferencia de Andrés Manuel López Obrador, la candidata ubicará profesionales de corte técnico tanto en CFE como en Pemex con lo cual no hay motivos de inquietud.
Es tal la compenetración con el proyecto de Sheinbaum, que por eso Garza Sada dejará la presidencia del board de un conglomerado cuyos designios decidió durante tres décadas.
Por estos días se encuentra en España pero en permanente contacto con México. Allegados le preguntaron si ocuparía algún cargo en un eventual sexenio de Sheinbaum y respondió que será un asesor permanente y desinteresado.
Una esquema similar al de Alfonso Romo con AMLO pero con un alcance diferente. El dueño de Vector está desprestigiado en amplios sectores del poder económico por los vaivenes de su fortuna. Garza Sada, a pesar de que no ha sido un ejecutivo brillante – Alfa es hoy más pequeño que cuando el tomó la conducción -, tiene un poder de convocatoria entre los grandes capitales nacionales y extranjeros que sobrepasa con creces a Romo y que lo vuelve casi un sello de calidad para el proyecto político que Sheinbaum busca encabezar.