Los procesos de selección de las candidaturas presidenciales del 2024 han estado plagados de irregularidades, inconformidades y sometimientos de l@s aspirantes a los designios de los liderazgos partidistas. Pese a todo, ya se perfilan cuatro presidenciables, quienes, si no sucede algo extraordinario, van a estar en la boleta el próximo año: Claudia Sheinbaum, Xóchitl Gálvez, Samuel García y Eduardo Verástegui.
El caso de Sheinbaum es el más avanzado, puesto que desde hace casi dos años se perfilaba como la candidata favorita de Morena y del presidente Andrés Manuel López Obrador. El proceso interno del oficialismo, con el Partido Verde y el PT de comparsas, salió como se esperaba: la exjefa de Gobierno de la CDMX arrasó y quedó arriba de su más cercano rival, Marcelo Ebrard, por casi 15 puntos. Con todo y las críticas del excanciller, del exsecretario de Gobernación, Adán Augusto López, del excoordinador de los senadores de Morena, Ricardo Monreal, y hasta del diputado con licencia, Gerardo Fernández Noroña, el resultado se mantuvo y todos se alinearon, excepto Ebrard.
Sin embargo, el arrebato de Ebrard al parecer va a durar poco y en pocos días anunciará que se puso de acuerdo con Morena y con el Presidente, por lo que aceptará una senaduría en la próxima legislatura. A Fernández Noroña muy probablemente le toque la coordinación de los diputados y a Monreal también un curul en la Cámara Baja. Adán Augusto sigue perfilado para la presidencia del partido o un cargo relevante en el eventual gabinete de Sheinbaum.
Del lado del Frente Amplio por México (FAM), la candidata Xóchitl Galvez tuvo que remar contra corriente. Sus compañeros de movimiento, los perredistas Silvano Aureoles y Miguel Ángel Mancera, así como la priista Beatriz Paredes, cuestionaron la legitimidad del proceso y lo hicieron ver parecido al de Morena, es decir aquel en el que unos cuantos liderazgos definieron su candidatura. Pese a esto, Xóchitl va a ser la candidata del PAN-PRI-PRD y las organizaciones civiles aglutinadas en el FAM. No obstante, las diferentes nomenclaturas y corrientes de pensamiento pueden dar al traste con esa coalición, implícita o explícitamente, como sucedió ya en el Estado de México el año pasado.
En el caso de Movimiento Ciudadano, la cosas se han tornado cada vez más nebulosas. Las escaramuzas entre el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, y el coordinador nacional del partido, Dante Delgado, levantaron el polvo debajo de la alfombra. El llamado líder del grupo Jalisco primero arremetió contra el líder moral de MC por no tomarlo en cuenta en decisiones clave del partido, como la de no apoyar a Xóchitl Galvez, cosa que Alfaro sí quería; luego amagó con romper y fundar su propio movimiento, pero ahora resulta que ve bien que MC vaya en solitario a la contienda presidencial del próximo año y que su candidato sea el gobernador de Nuevo León, Samuel García.
Alfaro parece no tener suficientemente claro lo que quiere para MC, para el Grupo Jalisco ni para sí mismo. Las contradicciones, su comportamiento errático y sus cambios repentinos de humor lo exhiben como un político al que le falta madurar y quizá por eso el experimentado y maquiavélico Dante Delgado no lo toma en cuenta en muchas de las decisiones del partido, pese a que le aporta cuatro de cada 10 votos a nivel nacional.
Lo cierto es que si MC va en serio con la idea de impulsar a Samuel García para la candidatura presidencial, el estridente político regiomontano deberá despedirse de forma definitiva de la gubernatura, pues según los artículos 120 y 121 de la constitución estatal, reformada en febrero de este año por el Congreso de Nuevo León, de mayoría panista, el titular del Ejecutivo no puede ausentarse por más de 30 días naturales o pedir licencia indefinida. El Congreso tiene la facultad de nombrar a un gobernador interino y convocar a elecciones para sustituirlo. La mala relación de “Samuelón” con los panistas y priistas locales lo ponen con los dos pies fuera del gobierno si decide competir por “la grande”.
Y finalmente el actor, productor y activista Eduardo Verástegui, quien se inscribió ya como candidato independiente y debe recolectar un millón de firmas para poder aparecer en la boleta el próximo año. El incipiente político de ultraderecha busca apoyos, como el que al parecer ya le dio el empresario Ricardo Salinas Pliego. Si esto se confirma va a lograr las firmas para competir y ser una cuarta opción, la que se inclina hasta el otro extremo del lugar donde está actualmente el péndulo, políticamente hablando.
Posdata 1
¿Y quién gana si van cuatro candidat@s a la boleta presidencial del 2024? La ventaja sería para Morena y sus partidos aliados si l@s cuatro llegan al 2 junio por separado, es decir sin que haya declinaciones, pues actualmente las tendencias ponen a Claudia Sheinbaum como la líder, con una probabilidad de obtener 4 o 5 de cada 10 votos, frente a un 30% de Xóchitl Gálvez o un 12.5% de Samuel García, según una encuesta reciente de Poligrama.
Posdata 2
El polémico déficit fiscal de poco más de 5% del PIB, proyectado por el gobierno de la 4T para el 2024, el cual ha generado alertas de las agencias calificadoras, los bancos de inversión y las casas de bolsa, no le quita el sueño al presidente López Obrador, pero tampoco a los altos funcionarios de la Secretaría de Hacienda.
El subsecretario Gabriel Yorio no lo considera como una bomba de tiempo para la siguiente administración, como sí muchos otros economistas. En el programa Noticias de la Mañana del Heraldo TV me dijo que para el 2025, ya con el nuevo gobierno, el déficit nominal se reduciría a 1.2% o menos del PIB, pues el gasto público histórico previsto para el próximo año, de 9 billones de pesos, se debe a la conclusión de los programas insignia de infraestructura y el apoyo extraordinario a Pemex.
Ya veremos si las cosas se dan como anticipa el subsecretario o si se complican en materia de endeudamiento y reducción del espacio fiscal, como lo prevén algunos economistas.