La violencia, ese gran problema que omiten o minimizan por razones bien entendibles, podría generar brotes de insurgencia a lo largo y ancho del territorio mexicano ante un Estado Fallido.
Esa posibilidad es analizada por el ciudadano más común que corriente, el que se preocupa por la situación del país. Mientras, la autoridad trata de tapar esa realidad con la pasión electoral de las militancias partidistas. Con grilla, pues.
Y el ciudadano de a pie siente temor al caminar por las calles, de abrir sus negocios, o simplemente ir de compras. El mexicano se está acostumbrando a la violencia. Eso es lo peligroso.
Obviamente los que corren más peligro con esta realidad que azota al país entero son los estados norteños, porque si Estados Unidos decide intervenir esta zona sería la del primer impacto.
Por eso debería preocuparnos que diversos políticos de Estados Unidos han sugerido comenzar una guerra contra el narco en el norte del país.
Concretamente el gobierno de Joe Biden señaló a los cárteles de la droga mexicanos y advirtió sobre la necesidad de tomar acciones más concretas contra las organizaciones criminales que trafican fentanilo y otras drogas hacia Estados Unidos.
Se mencionó en particular al Cártel Jalisco Nueva Generación y al Cártel de Sinaloa. Varios políticos estadounidenses han propuesto iniciar una guerra y militarizar el norte de México. Incluso, Donald Trump ha contemplado la idea de atacar militarmente a México, especialmente de cara a las elecciones presidenciales de 2024.
¿Y cuál ha sido la respuesta hasta ahora?
Que el problema es el alto consumo de drogas entre la población estadounidense, sobre todo al fentanilo.
Claro, el problema no es nuevo.
Recordemos, simplemente, las palabras del jefe del Comando Norte de EU, el general Glen VanHerck, quien estimó, en 2021, que los cárteles del crimen organizado controlan de 30 a 35% del territorio mexicano. Otros ubican ese porcentaje hasta en un 70 por ciento del territorio mexicano.
Entonces, hay que ver la realidad alterna en que vive el Estado Mexicano: Como respuesta al desfile de un pequeño ejército del Cártel de Sinaloa que fue vitoreado por pobladores de una población chiapaneca, casi frontera con Guatemala, porque los liberaron de otro Cártel, el Jalisco Nueva Generación, se dijo que era un acto de propaganda. Bueno, si era propaganda ¿por qué se enviaron a 800 soldados y guardias nacionales a esa zona de Chiapas?
Chiapas, desde hace rato, libra una desigual batalla con el crimen organizado que sentó sus reales en esa tierra. No es un problema nuevo. La situación hace recordar 1994 cuando irrumpió con toda su fuerza mediática el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional y su vocero el sub comandante Marcos.
Entonces, el momento actual es de peligro. No nada más esa amplia zona de Michoacán, Guerrero, Jalisco, Colima y ahora Chiapas. No. Es todo México, donde están secuestrando a jóvenes y adolescentes para incorporarlos al sicariato. Es la moderna leva. El reclutamiento obligatorio de población civil para engrosar las filas del ejército de los cárteles de las drogas, el quinto empleador en el país.
¿Es preocupante la situación, caro lector?
¿O estamos exagerando, como argumenta el gobierno?
Exacto. Como siempre, usted tiene la razón.