La Cámara de Senadores ha desembolsado millones de pesos en diversos rubros, desde la adquisición de café hasta la implementación de equipo de seguridad de vanguardia, pasando por bonos, prestaciones y remodelaciones del recinto. A pesar de estar regidos por la Ley Federal de Austeridad Republicana, se han asignado grandes sumas en áreas que no están directamente relacionadas con las labores legislativas.
Desde 2019, se ha destinado un promedio de 20 millones de pesos anuales para comidas y bebidas destinadas a los 128 senadores. Estos gastos se suman a otros, como el servicio de cafetería y snacks, que han alcanzado más de 50 millones de pesos anuales. Además, se han firmado contratos con diversas empresas para proveer estos servicios, con montos que superan el millón de pesos por contrato.
Por otro lado, se han invertido recursos en la instalación y mantenimiento de elevadores en la sede del Senado y edificios anexos. Sin embargo, se generó controversia cuando se supo que los empleados de limpieza tienen prohibido usarlos. Además, se han destinado fondos para la implementación de detectores de metales y explosivos, buscando reforzar la seguridad del recinto.
A pesar de los esfuerzos por mantener la transparencia en el gasto del Senado, la falta de claridad en la gestión de los recursos sigue siendo un tema de debate. Organizaciones civiles han solicitado en múltiples ocasiones que se rinda cuentas detalladas de los gastos. Aunque se ha promovido la austeridad, aún persisten gastos que no se justifican plenamente en el marco de las labores legislativas.