En octubre de 2022, tras un hackeo a los servidores de la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena), se validó una información que había circulado como rumor durante años: los grupos delictivos adquieren armas directamente del Ejército. Una investigación de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) reveló que en junio de 2019, la Sedena detectó que un militar ofrecía equipo táctico, armas y granadas a un cártel en Tejupilco, Estado de México. Este militar colaboraba con otro miembro del Ejército que suministraba el arsenal desde el Campo Militar Número 1 en la Ciudad de México.
El armamento proporcionado al crimen organizado incluía granadas de fragmentación y municiones para fusil AK-47. Sin embargo, se ha reportado que los cárteles también poseen armas fabricadas por la propia Sedena. A través de solicitudes de información, se documentó que al Ejército le han sido robados 19 ejemplares del fúsil FX-05 Xiuhcóatl, un rifle que puede disparar hasta 750 balas por minuto y es la insignia de la milicia mexicana. De estos, sólo cuatro han sido recuperados y 15 aún no se localizan.
El FX-05 Xiuhcóatl ha sido encontrado en manos de grupos criminales, como el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG). En abril de 2023, durante un enfrentamiento en Morelia, Michoacán, se descubrió que una de las armas utilizadas contra las fuerzas de seguridad era un FX-05 Xiuhcóatl. Además, se ha compartido en redes sociales imágenes de sicarios portando este arma. La mayoría de estos rifles que han pasado a manos del crimen organizado estarían en Michoacán, pero también se han encontrado en Durango.