La iniciativa privada del país está dividida con respecto al proceso electoral del 2024. Mientras que una buena parte del Consejo Mexicano de Negocios –donde se incluye a los ultrarricos de México– considera que es inevitable el triunfo de Morena en las elecciones presidenciales del próximo año, otro grupo de ese mismo Consejo –sobre todo los empresarios del norte– cree que se debe apoyar a la oposición para evitar que se vuelva a centralizar el poder, como sucedió en el actual sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Los multimillonarios del país siempre han jugado en los procesos electorales y en muchos casos han inclinado la balanza hacia el lado que más les conviene. Sucedió así en la primera alternancia democrática federal, con Vicente Fox, y luego en el regreso del PRI, con Enrique Peña Nieto. En esta ocasión, los empresarios parecen estar más encarrilados a la continuidad con Claudia Sheinbaum que a la alternancia, según fuentes de las principales cúpulas de la iniciativa privada.
En el Consejo Mexicano de Negocios, los empresarios que ven con buenos ojos la continuidad son Carlos Slim y su familia, Alejandro Baillères –desde antes de fallecer el patriarca de la familia, Don Alberto, en febrero del 2022, el presidente López Obrador había dejado de criticar sus negocios y el ITAM–, Antonio del Valle Ruiz y su hijo Antonio del Valle Perochena, la familia Hank, los Villarreal, Fernando Chico Pardo, Blanca Treviño, Laura Diez Barroso, Armando Garza Sada y otro puñado de empresarios regiomontanos.
De los que no están convencidos son, en primer lugar, Claudio X. González –pese a que ha asistido a las comidas con el presidente y con otros de sus principales funcionarios–, Eduardo Tricio, Alejandro Ramírez, Valentín Diez Morodo, José Antonio Fernández, María Asunción Aramburuzabala y más recientemente Germán Larrea –contra quien el gobierno se lanzó juridicamente, pese a que la relación había mejorado sustancialmente respecto del inicio del sexenio–.
Esto con respecto a los hombres y mujeres que controlan algunas de las principales empresas del país, pero del lado de las cámaras y consejos de la iniciativa privada también hay ciertas divisiones. El presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Francisco Cervantes, si bien ha sido institucional e invitó a todos los aspirantes del oficialismo y la oposición a que propusieran sus proyectos, se sabe que congenia con la exjefa de Gobierno. Su buena relación con el presidente López Obrador lo mantiene cerca de Sheinbaum. No parece ser así con otras cámaras; es el caso de la Concamin, que encabeza José Abugaber –y que ha sido la única que ha criticado el sobreendeudamiento y el aumento del déficit fiscal planteado por el gobierno para 2024– la Coparmex, a cargo de José Medina Mora, la Canacintra, de Esperanza Ortega, entre otros, quienes ven necesarios los contrapresos entre poderes y fuerzas políticas.
La gran pregunta es si los grandes empresarios van a apoyar en bloque a Sheinbaum si se mantiene como puntera cuando comiencen formalmente las campañas, o si van a impulsar también a la candidata de la oposición, Xóchitl Gálvez, como a veces lo hacen los hombres de negocios: ponen unas fichas de un lado y otras del otro. Y también la incógnita de Marcelo Ebrard, quien todo apunta será la tercera opción vía Movimiento Ciudadano. El excanciller está muy bien posicionado entre la iniciativa privada y la clase media, donde confluyen el 99% de los empresarios del país, entre las micro, pequeñas y medianas empresas. ¿Le darán el beneficio de la duda? ¿Le quitará más votos y apoyos a la oposición o a Morena?
Por lo pronto, buena parte de los magnates del país están con Sheinbaum.
Posdata 1
Hablando de Claudia Sheinbaum, es muy probable que la próxima semana arranque un nuevo recorrido por el país para reunirse con los liderazgos estatales de Morena. Será una especie de gira de agradecimiento y refrendo a sus aspiraciones presidenciales.
Antes de eso debería darse la decisión sobre la presidencia de Morena –si se va o se queda Mario Delgado–; el destape expreso de su exsecretario de Seguridad, Omar García Harfuch, para competir por la candidatura de la CDMX; la posición en la que quedará Adán Augusto López dentro del movimiento y quién será o se perfila para ser el coordinador de campaña de la virtual candidata. Y es que si bien Claudia Sheinbaum ya tiene el “bastón de mando”, nadie quiere moverse mucho sin antes consultarlo con AMLO, quien apenas ayer por la noche llegó de su viaje por Sudamérica.
Posdata 2
La explicación de la Secretaría de Hacienda sobre el incremento histórico del déficit fiscal y el sobreendeudamiento planteado en el Paquete Económico del próximo año no convenció a los analistas de las calificadoras de riesgo crediticio ni a los bancos de inversión ni a nadie, pues todos se mostraron preocupados por el derroche de recursos que habrá en el gasto social, el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas y Pemex, entre otros, pues la mayoría de los incrementos presupuestales están basados en deuda pública, lo que el presidente López Obrador prometió que no haría.
Los analistas de Moody’s advirtieron que el cambio en la conducción de la política monetaria va a restar espacio fiscal al gobierno en los próximos años, por lo que el incremento del déficit fiscal a 5% del PIB –el más alto desde 1988– será difícil de sobrellevar en los primeros años de la siguiente administración. El otro gran problema es que ninguna de las aspirantes presidenciales ha hablado de una reforma fiscal; más aún, Claudia Sheinbaum aseguró que no es necesaria y perfila a Raquel Buenrostro como una de sus estrategas fiscales para el próximo sexenio. La ex jefa del SAT ha dicho en reiteradas ocasiones que el país no requiere una reforma fiscal que incremente las tasas de impuestos. A las preocupaciones de Moody’s se unieron bancos de inversión extranjeros como Bank of America y Goldman Sachs.
Asimismo, los inversionistas reaccionaron al Paquete Económico 2024. Los bonos soberanos bajaron poco más de un centavo, aunque el tipo de cambio se mantuvo estable.