De acuerdo al periodista Raymundo Riva Palacio el actual régimen prepara como estrategia electoral sacar el féretro de Luis Donaldo Colosio. Obviamente esa carpeta de investigación de la Fiscalía General de la República abrirá viejas heridas y pondrá en la escena pública a diversos personajes, como Carlos Salinas de Gortari, José Córdova Montoya, Marcelo Ebrard (entonces aventajado alumno del fallecido Manuel Camacho Solís), el hoy gobernador de Sonora Alfonso Durazo, ex secretario particular del malogrado candidato presidencial, Manlio Fabio Beltrones y, a querer y no, de Luis Donaldo Colosio Riojas.
La columna de Riva Palacio es elocuente: Van contra Salinas y Córdova Montoya, el francés que antes de obtener su nacionalidad mexicana lo hicieron alto miembro del PRI. Como jefe de la Oficina Presidencial con Salinas, Córdova detentaba el poder. Lo ejercía a plenitud. Era la voz del presidente. Nada se hacía sin su aprobación. Aliados y adversarios le temían. Sabían de su reputación maquiavélica y quitar obstáculos por la buena o por la mala.
En las lides reporteriles me tocó entrevistar algunas veces a Luis Colosio Fernández, padre de Luis Donaldo. En algunas de ellas se abordó el tema del asesinato de su hijo. Y siempre don Luis responsabilizó del crimen a José Córdova Montoya.
Pero no tenía pruebas.
Era su percepción.
O confidencias recibidas en vida del propio Luis Donaldo.
En la actualidad se sigue discutiendo sobre la participación o influencia en el magnicidio de Salinas de Gortari y Córdova Montoya.
Al respecto, Riva Palacio ilustra en su columna:
Un día antes de que Pablo Chapa Bezanilla fuera anunciado como nuevo fiscal del caso Colosio, comí con él en la casa de un amigo común y me dijo textualmente: “Voy a meter a la cárcel a Salinas y a Córdoba”. Cuando le pregunté por qué, respondió que por haber asesinado a Colosio. Y cuando le pedí qué pruebas tenía, contestó literal: “No tengo, pero las voy a conseguir”. Casualmente, la noche anterior había quedado en cenar con Alfonso Durazo, que se había quedado sin trabajo y era uno con quienes estaba muy agraviado el entonces presidente Ernesto Zedillo. Llegó 45 minutos tarde y me comentó que había estado platicando, precisamente, con Chapa Bezanilla. Sabía de la animadversión de Durazo contra Salinas, por lo que la conjetura que hice fue que la inspiración vengativa del nuevo fiscal, era él.
De 1994 a la fecha muchas balas han surcado en la vida política y social del país. Y acabado con muchas vidas.
Sonora no es ajeno a la historia, no nada más por ser cuna de Luis Donaldo.
Revivirán historias, testimonios.
Durazo y Beltrones tienen su pase asegurado a primera fila.
Cada quien defenderá su rol en esta trama.
Ya veremos quién gana y quién pierde.