‘Hasta entre perros hay razas’, reza el refrán. Mas ningún perro se comportaría de forma tan vulgar y tan zafia en la máxima palestra legislativa de la Nación como lo hizo la diputada por Morena, María Clemente García.
Alguien que se dice discriminada por ser la primera diputada transexual, debería de tener empatía hacia las demás diputadas y cuidar sus expresiones. Llamar a otras —a grito pelado— “naca”, “mugrosa”, “enana”, “amarra a tu perra”, “deja de ladrar perra” y “no deberías traer a la Cámara a tus sirvientes” muestra no solo su nula educación sino también es contrario a todo por lo que dice pugnar: el respeto y la tolerancia.
Mentirosa resultó ser la legisladora. Negó haber gritado todo lo que gritó, pero un video demostró que ella denigra, escupe y discrimina. “Yo sí, yo sí me asumo, soy una perra del presidente Andrés Manuel López Obrador y estoy aquí para defender la Cuarta Transformación como una perra…”. El sello de ‘la casa 4t’.
La doble vara tan típica de este régimen; no permite le digan nada, cualquier comentario o adjetivo será razón para que se rasgue las vestiduras, más ella sí puede insultar, denigrar, violentar.
Como legisladora, María Clemente es representante popular. Sí, mismo ella quien llegó por representación proporcional, esto es, gracias al porcentaje de votos que de cada partido político se destina a ‘proteger a las minorías políticas garantizando su participación’…
Lástima que actúe como toda una pelafustana cuando debería representar de manera digna a las personas trans de nuestro país. La diputada abona a que este sector de la población se les discrimine todavía más.
¿Será que, al ya ser periodo electoral, busca ser tomada en cuenta por López Obrador? Ojalá recordara que los legisladores son representantes populares, no defensores de gobernantes o candidatos; tampoco de sus animales. Por cierto, en su cuenta de X, antes Twitter, la legisladora continúa celebrando a Adán Augusto López…
La 4t presume de feminista; María Clemente es muestra de que muchos no entienden de qué va eso. Lo denota la forma en que trata a sus colegas, a la ciudadanía en general; no nos hace ningún favor asumirse como la mascota de un político.
Sí, el “feminismo” de la 4t va de la docilidad absoluta (¡ah!, ¡los floreros!) a esto otro. En todo caso, no han comprendido nada. En esta ideología de género, el obradorismo no puede dar una muestra de feminismo real; imitar al líder moral o proferir contestaciones dignas de carretonero, no valen.
Que la mesa directiva de la Cámara de Diputados esté compuesta en su mayoría por mujeres, contar con dos candidatas a la Presidencia, con una presidenta en el Senado, en el INAI, en la SCJN y una mayoría de mujeres en el gabinete, desafortunadamente no es sinónimo de feminismo ni de que nuestro país alcance la igualdad. 10 asesinatos de mujeres al día muestran lo mucho que falta; las palabras de la diputada García Moreno nos alejan del estado ideal todavía más.
A María Clemente se le reconoce como mujer, ¿pero ahora también hay que reconocerle como perra? Hay perros de defensa, de compañía, de pelea, de servicio, falderos; por distintos motivos todos ellos son la mancuerna ideal del ser humano. Tristemente, la legisladora no es perra ni siquiera de pelea; sus dichos son de perra rabiosa. Y los perros rabiosos, por salud de los humanos, no pueden convivir con ellos y se les tiene que llevar a la perrera.
López Obrador premia más que nada la lealtad a su persona y si hay quienes demuestran lealtad al humano son sin duda los canes. Pero es muy bajo que ella se denomine como tal; no estamos hablando de una relación hombre-mascota. Se trata de una convivencia supuestamente entre iguales y de que ella represente a un grupo específico de la población, no al líder de su partido.
Pero no se le pueden pedir peras al olmo o, dicho de otro modo, nos han dado gato(a) por liebre.
Dar espectáculos denigrantes es lo suyo. Desde el insultar a quienes marcharon pacíficamente en Reforma defendiendo al INE, como armar un pleito en un gimnasio porque le pidieron que escuchara su reggaetón con audífonos y no a todo volumen. Ella acusó a la empresa de clasista y dijo lo suyo es “perrear hasta el suelo”.
Ha tenido peleas con diversos diputados, desacuerdos con la 4t, de hecho renunció a formar parte de esta… Ha difundido videos pornográficos, siendo ella la protagonista en sus redes sociales. Ha defendido su “derecho” a difundir dichos videos justificando que su otra profesión es el ser sexoservidora.
No, definitivamente María Clemente no es una fina persona; me temo que ni los mismos perros la aceptarían.