Las alarmas están encendidas. El desfile de hombres armados del Cártel de Sinaloa, vitoreados por pobladores de una región de Chiapas, es la viva imagen de un Estado fallido.
No sé qué me llamó más la atención. Si las porras de los pobladores al grito de “¡Puro Sinaloa!”, o la veintena de camionetas repletas de hombres armados que accionaban el claxon para celebrar los aplausos. El inexplicable silencio del gobernador morenista de la entidad, Rutilio Escandón, o la inadmisible explicación de López Obrador, en el sentido de que se trata de “propaganda” de los adversarios de la 4T, que “cualquier cosa” la hacen viral.
“Como si dominara el narco en todo Chiapas y en todo México. Esto tiene que ver mucho con el poco contenido que tienen para atacarnos. No hay miga”, asegura el mandatario. ¿El singular desfile y los vítores de los abandonados pobladores es “cualquier cosa”? ¿La ausencia de las autoridades en un territorio que se disputan a sangre y fuego los cárteles de Sinaloa y el CJNG es “cualquier cosa”? Hay que recordarle al Presidente que el jefe del Comando Norte de EU, el general Glen VanHerck, estimó, en 2021, que los cárteles del crimen organizado controlan de 30 a 35% del territorio mexicano.
* La diócesis de Chiapas tiene otros datos. El mismo día que se produjo el tan singular desfile, sacó un comunicado que firma el obispo Rodrigo Aguilar Martínez. Dice textual: “Se han denunciado permanentemente la crisis social, la represión y la presencia de grupos criminales; sin embargo, no ha habido respuesta para los pueblos. El silencio de las autoridades pone en riesgo la integridad humana y demuestra un Estado fallido, rebasado y/o coludido con los grupos delincuenciales, desde los fiscales municipales y regionales, presidentes municipales (hasta) el gobierno del estado y federal”.
* Buscamos a William Oswaldo Ochoa, quien fuera gobernador de Chiapas por siete días, tras la licencia de Manuel Velasco en agosto del 2018. Este hombre, de militancia priista, conoce del tema de la inseguridad en su estado. La ha vivido y la combate abiertamente. Nos dice que lo ocurrido en la carretera entre Frontera Comalapa y San Gregorio Chamic, dos municipios en la frontera con Guatemala, no es un caso aislado.
Recuerda que semanas atrás –el 10 de septiembre—se produjo el secuestro y asesinato de la maestra Berni Flor Mejía, cuando impartía clases en la comunidad de Río Guerrero, también ubicada en la frontera con Guatemala. La asesinaron junto con su marido, transportista, porque éste se negó a participar en los bloqueos. Nos habla también del caso de líderes indígenas que tuvieron que ser rescatados por el Ejército ante amenazas del Cártel de Sinaloa, que estaba poniendo pistas y laboratorios en la zona lacandona.
Por último, en la zona de La Frailesca, granero de Chiapas que se ubica a una hora de Tuxtla, mataron al hijo del presidente municipal de Villaflores, Mariano Rosales. “Todo en menos de tres semanas. El estado está convulsionado, incendiado. Eso el gobierno no lo quiere aceptar”, puntualiza.
Willie, como le dicen, nos hizo notar que cuando se produjo el asesinato de la maestra Bernie fueron enviados a la zona 500 soldados y guardias nacionales. “Ahorita en la mañanera, el Presidente está anunciando lo propio. Es algo que no funcionó”, señala Ochoa, quien es uno de los tiradores a la candidatura del Frente Amplio al gobierno de Chiapas.
Ochoa es de los pocos que se atreven a hablar abiertamente de lo que ocurre en Chiapas. Dice que los aplausos al Cártel de Sinaloa tienen su origen en las “monstruosidades” cometidas por el CJNG en la zona. “¿Ves cómo matan a los jabalíes, que les dan vueltas?” Preguntó. Él mismo respondió: “ésa es la forma que están utilizando con los grupos contrarios”.
–¿Y no le sacas?
–Yo le dije a mi madre y a mi familia que si a alguno de mis amigos, de mis colaboradores, o de mi familia, le sucediera lo mismo, a mí me gustaría que alguien levantara la voz e hiciera algo, respondió.
* La grilla sube de tono en la UNAM, conforme se acerca la sucesión de Enrique Graue en la Rectoría de la máxima casa de estudios, el próximo mes de noviembre. Una que anda movidísima es María de Lourdes Ojeda, catedrática de la Facultad de Derecho, quien puso una denuncia por hostigamiento sexual en contra del expresidente del tribunal universitario, Eduardo López Betancourt, y logró que lo separaran del cargo.
Lulú, como le dicen, es una de las principales promotoras de Raúl Contreras Bustamante, director de la Facultad de Derecho, para suceder a Graue.
Nos asegura que ha leído los planes de todos los aspirantes a la Rectoría “y es el único que propone establecer medidas cautelares a los acosadores y violentadores de mujeres en la UNAM”. Ya encarrerada, Ojeda se dice decepcionada de Mónica González Contró, directora del IIJ de la UNAM. “Fue omisa en mi caso. Ni un correo electrónico me contesto”, asegura. “Ella afirma que hoy son tiempos de mujeres. Yo digo que siempre son tiempos de mujeres”, reprochó.