El reciente control del narcotráfico en áreas estratégicas de la frontera y la selva Lacandona ha intensificado el conflicto armado en Chiapas. Hombres armados, identificándose como miembros del Cartel de Sinaloa, tomaron el control de la comunidad de Nueva Palestina, lo que llevó a la comunidad a solicitar intervención militar al presidente Andrés Manuel López Obrador. Esta situación refleja la creciente influencia del crimen organizado en la región, exacerbada por la presencia de megaproyectos como el Tren Maya.
Chiapas ha sido históricamente un estado con fuerte organización campesina y protestas. Sin embargo, la entrada de carteles como el de Sinaloa y el Jalisco Nueva Generación ha complicado la situación. Estos grupos han encontrado oportunidades en la región fronteriza, aprovechando rutas de narcotráfico y la posibilidad de enriquecimiento por proyectos como el Tren Maya. Además, la persistente presencia militar y paramilitar, que data del levantamiento zapatista en 1994, ha contribuido a la tensión en el estado.
El conflicto en Chiapas es multifacético, involucrando a paramilitares, soldados, guerrilleros y autodefensas. La reciente incursión del crimen organizado ha agravado la situación, y la remilitarización, aunque solicitada por algunas comunidades, no es vista por todos como la solución. La región necesita una estrategia integral que aborde las raíces del conflicto y fortalezca el tejido social.